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miércoles, 27 de diciembre de 2023

 En medio de los abrazos para los delincuentes, los policías en México siguen muriendo.

 

Por: Guillermo Alberto Hidalgo Montes

 

Con datos de la organización Causa en Común, en 2023 y con corte al 30 de noviembre se reportaron 396 homicidios contra agentes policiales en México. El eslabón más débil y desde hace al menos tres lustros, siguen siendo las corporaciones municipales con un 53% después siguen las policías estatales con alrededor de un 37% y, por último, al fondo de la estadística, las instituciones federales con un 10% aproximadamente.

El grueso de estas lamentables cifras yace en el sector de servidores públicos que menos ganan, que menos prestaciones sociales tienen y que menos cobijo institucional tienen. De acuerdo con los datos de organización, de enero 1 de 2018 al 30 de noviembre de 2023 han sido asesinados más de 2,200 policías en todo el país, en promedio uno al día, lo que fríamente demuestra que los abrazos a los delincuentes más allá de bajar los niveles de violencia y delincuencia han enlutado a cientos de miles de familias (familias de policías asesinados incluidos) y dejado en la orfandad a decenas de miles de menores de edad (cientos hijos de policías que murieron sirviendo a la sociedad)

Con una impunidad cerca del 90%, hoy en México matar a un policía es muy fácil debido a la inoperancia de las instituciones encargadas de la procuración de justicia, el abandono de las propias instituciones policiales y a un marcado desdén social.  

Es inadmisible tolerar o permitir ese franco amedrentamiento a las instituciones encargadas de hacer cumplir la ley y al Estado Mexicano en su conjunto. Debemos dar un golpe de timón a una fallada política en materia de seguridad que lo único que ha traído es muerte, violencia y delincuencia.

¿Cómo lograr esto? Hay que voltear a ver a las corporaciones policiales, son ellas el primer contacto con la ciudadanía, pero también con la delincuencia de que sirve capacitar a instituciones de orden nacional cuando los policías son los que día a día combaten la delincuencia. Para la actual administración federal, éstas simplemente no existen y los constantes recursos con los que antes se contaban ya están casi extintos. Aunque el Modelo Nacional de Policía y Justicia Cívica propone a las policías municipales como eje de cambio en materia de seguridad, en la praxis esto es letra muerta. Por otra parte, Instancias internacionales como La Oficina Internacional de Asistencia Antinarcóticos y Cumplimiento de la Ley (INL, por nuestras siglas en inglés) a través del Acuerdo Bicentenario o el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) gastan grandes sumas de recursos para capacitar a miembros de las fuerzas armadas y funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, peeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeero solo en el orden estatal y federal. ¿Cómo podemos cambiar la grave crisis que tenemos en el país? Atendiendo al primer respondiente, es ahí donde más se gesta el contacto con el ciudadano, pero también donde también se comenten actos de corrupción y violaciones a los derechos humanos. A los ataques que enfrentan policías en todo el país se suman las malas condiciones de trabajo sueldos bajísimos y también las violencias que con total impunidad ejercen los mandos y las mismas corporaciones el maltrato y la falta de protección a los policías también está arraigado en las instituciones policiales que ignoran y solapan prácticas como pago de cuotas que se piden en toda la cadena de mando agresiones sexuales Si realmente atendemos la situación de inseguridad en lo local podremos dar resultados efectivos en lo regional y a la postre en lo nacional. Sin embargo, a través del tiempo y en particular en la actual administración federal se ha dejado en una especie de “limbo” a estas instituciones y eso ha generado cotos de poder y corrupción de algunas de las personas al mando de policías municipales dejándolas en el descrédito y en la zozobra.

Por lo que, con las antes mencionades circunstancias, existe una fuerte correlación entre los policías asesinados y el número de homicidios de lo que sucede en esos lugares en donde presuponemos que hay un control muy fuerte de delincuencia organizada entre los casos más recientes se encuentra la masacre ocurrida en Coyuca de Benítez donde fueron asesinados 13 policías incluido el secretario de seguridad del municipio este caso exhibe la impunidad el desdén y el peligro que significa pertenecer a una corporación municipal en un estado, el empoderamiento de grupos delictivos los hace cada vez más vulnerables, hay un problema estructural en el que es muy fácil someterlos al crimen organizado es muy fácil sobre todo con los policías municipales amenazarlos con su familia.

Es importante cambiar radicalmente la estrategia en materia de seguridad, pero también lo es mandar el mensaje que, si violentan a los buenos policías, el Estado responderá con toda la fuerza. Es importante que generemos impactos contra la violencia y la delincuencia en lo local. Pero es más importante que la muerte de aquellos mujeres y hombres que han realizado el último sacrificio en el cumplimiento del deber no haya sido en vano.

hidalgomontes@gmail.com