En medio de los abrazos para los delincuentes, los policías en México siguen muriendo.
Por: Guillermo Alberto Hidalgo Montes
Con datos de
la organización Causa en Común, en 2023 y con corte al 30 de noviembre se
reportaron 396 homicidios contra agentes policiales en México. El eslabón más
débil y desde hace al menos tres lustros, siguen siendo las corporaciones municipales
con un 53% después siguen las policías estatales con alrededor de un 37% y, por
último, al fondo de la estadística, las instituciones federales con un 10%
aproximadamente.
El grueso de
estas lamentables cifras yace en el sector de servidores públicos que menos
ganan, que menos prestaciones sociales tienen y que menos cobijo institucional
tienen. De acuerdo con los datos de organización, de enero 1 de 2018 al 30 de
noviembre de 2023 han sido asesinados más de 2,200 policías en todo el país, en
promedio uno al día, lo que fríamente demuestra que los abrazos a los
delincuentes más allá de bajar los niveles de violencia y delincuencia han
enlutado a cientos de miles de familias (familias de policías asesinados incluidos)
y dejado en la orfandad a decenas de miles de menores de edad (cientos hijos de
policías que murieron sirviendo a la sociedad)
Con una
impunidad cerca del 90%, hoy en México matar a un policía es muy fácil debido a
la inoperancia de las instituciones encargadas de la procuración de justicia,
el abandono de las propias instituciones policiales y a un marcado desdén
social.
Es inadmisible
tolerar o permitir ese franco amedrentamiento a las instituciones encargadas de
hacer cumplir la ley y al Estado Mexicano en su conjunto. Debemos dar un golpe
de timón a una fallada política en materia de seguridad que lo único que ha
traído es muerte, violencia y delincuencia.
¿Cómo lograr
esto? Hay que voltear a ver a las corporaciones policiales, son ellas el primer
contacto con la ciudadanía, pero también con la delincuencia de que sirve
capacitar a instituciones de orden nacional cuando los policías son los que día
a día combaten la delincuencia. Para la actual administración federal, éstas simplemente
no existen y los constantes recursos con los que antes se contaban ya están casi
extintos. Aunque el Modelo Nacional de Policía y Justicia Cívica propone a
las policías municipales como eje de cambio en materia de seguridad, en la
praxis esto es letra muerta. Por otra parte, Instancias internacionales como La
Oficina Internacional de Asistencia Antinarcóticos y Cumplimiento de la Ley (INL,
por nuestras siglas en inglés) a través del Acuerdo Bicentenario o el Comité
Internacional de la Cruz Roja (CICR) gastan grandes sumas de recursos para
capacitar a miembros de las fuerzas armadas y funcionarios encargados de hacer
cumplir la ley, peeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeero solo en el orden estatal y federal. ¿Cómo
podemos cambiar la grave crisis que tenemos en el país? Atendiendo al primer
respondiente, es ahí donde más se gesta el contacto con el ciudadano, pero también
donde también se comenten actos de corrupción y violaciones a los derechos
humanos. A los ataques que enfrentan policías en todo el país se suman las
malas condiciones de trabajo sueldos bajísimos y también las violencias que con
total impunidad ejercen los mandos y las mismas corporaciones el maltrato y la
falta de protección a los policías también está arraigado en las instituciones
policiales que ignoran y solapan prácticas como pago de cuotas que se piden en
toda la cadena de mando agresiones sexuales Si realmente atendemos la situación
de inseguridad en lo local podremos dar resultados efectivos en lo regional y a
la postre en lo nacional. Sin embargo, a través del tiempo y en particular en la
actual administración federal se ha dejado en una especie de “limbo” a estas instituciones
y eso ha generado cotos de poder y corrupción de algunas de las personas al
mando de policías municipales dejándolas en el descrédito y en la zozobra.
Por lo que,
con las antes mencionades circunstancias, existe una fuerte correlación entre
los policías asesinados y el número de homicidios de lo que sucede en esos
lugares en donde presuponemos que hay un control muy fuerte de delincuencia
organizada entre los casos más recientes se encuentra la masacre ocurrida en Coyuca
de Benítez donde fueron asesinados 13 policías incluido el secretario de
seguridad del municipio este caso exhibe la impunidad el desdén y el peligro
que significa pertenecer a una corporación municipal en un estado, el
empoderamiento de grupos delictivos los hace cada vez más vulnerables, hay un
problema estructural en el que es muy fácil someterlos al crimen organizado es
muy fácil sobre todo con los policías municipales amenazarlos con su familia.
Es importante
cambiar radicalmente la estrategia en materia de seguridad, pero también lo es
mandar el mensaje que, si violentan a los buenos policías, el Estado responderá
con toda la fuerza. Es importante que generemos impactos contra la violencia y
la delincuencia en lo local. Pero es más importante que la muerte de aquellos
mujeres y hombres que han realizado el último sacrificio en el cumplimiento del
deber no haya sido en vano.
El texto de Guillermo Alberto Hidalgo Montes es un llamado urgente a reevaluar la estrategia de seguridad en México. Es impactante ver cómo los policías, que deberían ser los primeros en recibir apoyo y protección, son los más vulnerables y menos valorados. Las cifras de homicidios de policías son alarmantes y demuestran una grave falla en el sistema. Estoy de acuerdo en que es crucial enfocar los esfuerzos en fortalecer a las corporaciones municipales y estatales, ya que ellos son el primer contacto con la ciudadanía y la delincuencia. Además, mejorar sus condiciones laborales y combatir la corrupción interna son pasos esenciales para una reforma efectiva. La impunidad y el desdén hacia las fuerzas policiales deben ser abordados con urgencia para asegurar que estos sacrificios no sean en vano y para restaurar la confianza en las instituciones encargadas de nuestra seguridad.
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