Terrorismo en México
Por: Mtro. Eduardo García Anguiano
Es
necesario avanzar en la discusión y construcción del fenómeno del terrorismo en
el país.
Supimos de actos en diferentes lugares: con
granadas de fragmentación se han atacado edificios públicos y población civil
en una fiesta cívica, se incendió un casino, se han obstruido vías de
comunicación con vehículos automotores incendiados, se ha prendido fuego a gasolineras, explotó un edificio de
PEMEX, una estación del Metro y cajeros automáticos han sido objeto de
atentados explosivos e instalaciones de empresas privadas han sufrido ataques
incendiarios.
En el medio de la seguridad se asume que la mayoría de las definiciones
sobre terrorismo coinciden en cinco características:
1. Los objetivos directos (las víctimas) no representan a los objetivos
finales. Los objetivos y motivaciones son fundamentalmente políticos.
2. Los sujetos activos son actores individuales o grupales, públicos o
privados.
3. Se genera violencia o amenaza de violencia sistemática e imprevisible, cuyo
impacto sicológico producido en la población supera al impacto material y su
destino es una audiencia determinada.
4. Las víctimas generalmente son indiscriminadas y no combatientes, sirven
al terrorista para generar el mensaje.
5. Los actos terroristas se realizan en la ilegalidad, en la
clandestinidad y normalmente hay destrucción de la propiedad.
El terrorismo sea político, religioso, criminal, de Estado o patológico lleva a pensar en
el fenómeno más allá de la disertación. No debemos creer que comete el acto
terrorista sólo aquél calificado de serlo, sino de comprender los hechos con
sentido prospectivo que incluye no sólo a los actos como tales, sino también la
postura del gobierno y de la sociedad ante ellos.
¿Hay terrorismo en México? cualquier respuesta tiene implicaciones
analíticas, consecuencias prácticas y derivaciones tanto de orden político como
de seguridad. Si consideráramos los hechos citados responderíamos que sí en
términos generales, si bien habría discusión por cada acto.
Recordemos que México ratificó la Convención de Palermo y en enero de 2003 depositó ante la ONU el convenio sobre la represión de la financiación del terrorismo y la adhesión al convenio para la represión de los atentados terroristas cometidos con bombas.
Hay documentos sobre el país como el caso del: Banco Libanés–Canadiense (RED JUMA) JUL/12–DoTUSA, con venta de droga y comercialización de autos usados teniendo como actores involucrados a Hezbollah–Cárteles de droga Colombia y México, con ubicación geográfica en USA–África–Europa–China–Latinoamérica, vean su página 17 que nos menciona como parte activa del tema:
En el frente interno debemos fortalecer las capacidades del esquema de
seguridad nacional contra el fenómeno, donde algo hay ya, también deberíamos
vigorizar el esquema social para aprender a coexistir y prevenir el fenómeno, sobre
ello, señalo el caso de los rumores en el Estado de México y el Distrito
Federal, en los que por medio de mensajes en redes sociales se paralizaron
comercios y escuelas por el temor a posibles actos de violencia.
En el corto plazo se vislumbran al menos tres
escenarios: el
primero, dejar pasar el tema desde la perspectiva del terrorismo; el segundo,
iniciar la discusión en foros adecuados para ello; y el tercero, el gobierno
envió ya iniciativas legales al Poder Legislativo para reformar diversas disposiciones
sobre el tema.
No pensemos que el acto
terrorista sólo acontece en Boston, New York o en el Medio Oriente; la
anticipación es mejor consejera que la reacción.
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