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domingo, 23 de julio de 2017

El Fraude Cibernético



Por: Mtro. Eduardo García Anguiano


     Mil 820 millones de pesos obtuvo la delincuencia cibernética por delitos cometidos en el primer trimestre del año.


      Según la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (CONDUSEF), se registraron 1’506,105 reclamaciones por fraudes en el sector financiero mexicano, con lo que se alcanzó un máximo histórico en los registros de la institución para la defensa de usuarios financieros. 


     El internet ha dado un sin número de posibilidades a la vida contemporánea: se pueden comprar cosas desde cualquier parte del mundo, comunicarse con personas de otro país y promocionar tu vida diaria en las redes sociales para obtener los 15 minutos de fama, como dijera Andy Warhol.


     Así como se tienen las anteriores ventajas y muchas otras, por la red de redes se suscitan hechos que no son agradables a los usuarios de ella, tales como:


·       Fraudes a usuarios de tarjetas de crédito o débito, al emplearse direcciones electrónicas simuladas o con el apoyo de llamadas telefónicas.

·     Recepción de mensajes en los correos electrónicos con la intención de enganchar a la gente para realizarles un fraude cibernético o extorsionarlos.

·       Amenazas en las redes sociales o en los medios de comunicación vía internet.

·      Desprestigio al colocar información falsa en la red sobre alguna persona y aun aclarando la información muchas veces no se corrige.

·   Promoción de conductas delictivas como: compra de productos ilícitos o trata de personas por ejemplo.


     Por lo que la aparición del quinto poder no sólo trajo consigo beneficios sociales, sino que también aparecieron nuevos delitos que se comenten por este medio.


     Cabe señalar que el fraude cibernético es difícil de perseguir pues las víctimas se quejan ante la CONDUSEF que puede ayudarles a recuperar lo perdido, mas no a ubicar a los delincuentes por no ser su función ni la de las instituciones bancarias.


     Por lo anterior y por el modus operandi, el delincuente corre pocos riesgos pues es bajo el porcentaje de las denuncias ante el ministerio público y el delincuente opera alejado de la víctima, lo que dificulta su identificación y ubicación.


     El filósofo francés Edgar Morin ha expresado: “Recordemos que ninguna técnica de comunicación, del teléfono a Internet, aporta por sí misma la comprensión. La comprensión no puede digitarse”.










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