El Fraude Cibernético
Por: Mtro. Eduardo García Anguiano
Mil 820
millones de pesos obtuvo la delincuencia cibernética por delitos cometidos en
el primer trimestre del año.
Según la
Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios
Financieros (CONDUSEF), se registraron 1’506,105 reclamaciones por fraudes en
el sector financiero mexicano, con lo que se alcanzó un máximo histórico en los
registros de la institución para la defensa de usuarios financieros.
El internet ha
dado un sin número de posibilidades a la vida contemporánea: se pueden comprar
cosas desde cualquier parte del mundo, comunicarse con personas de otro país y promocionar
tu vida diaria en las redes sociales para obtener los 15 minutos de fama, como dijera
Andy Warhol.
Así como se
tienen las anteriores ventajas y muchas otras, por la red de redes se suscitan
hechos que no son agradables a los usuarios de ella, tales como:
· Fraudes a usuarios de tarjetas de crédito o
débito, al emplearse direcciones electrónicas simuladas o con el apoyo de
llamadas telefónicas.
· Recepción de mensajes en los correos
electrónicos con la intención de enganchar a la gente para realizarles un
fraude cibernético o extorsionarlos.
· Amenazas en las redes sociales o en los medios
de comunicación vía internet.
· Desprestigio al colocar información falsa en la
red sobre alguna persona y aun aclarando la información muchas veces no se
corrige.
· Promoción de conductas delictivas como: compra
de productos ilícitos o trata de personas por ejemplo.
Por lo que la
aparición del quinto poder no sólo trajo consigo beneficios sociales, sino que
también aparecieron nuevos delitos que se comenten por este medio.
Cabe señalar
que el fraude cibernético es difícil de perseguir pues las víctimas se quejan
ante la CONDUSEF que puede ayudarles a recuperar lo perdido, mas no a ubicar a
los delincuentes por no ser su función ni la de las instituciones bancarias.
Por lo anterior
y por el modus operandi, el delincuente corre pocos riesgos pues es bajo el
porcentaje de las denuncias ante el ministerio público y el delincuente opera
alejado de la víctima, lo que dificulta su identificación y ubicación.
El filósofo
francés Edgar Morin ha expresado: “Recordemos que ninguna técnica de
comunicación, del teléfono a Internet, aporta por sí misma la comprensión. La
comprensión no puede digitarse”.
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