Camino al Narcoestado
Por: Mtro. Eduardo García Anguiano.
La elección de gobiernos
al constituir poderes públicos es asunto de seguridad nacional.
Con las
desgracias de septiembre se intensificó la discusión sobre la inmoralidad del dinero
de los partidos políticos, donde se tiene un esquema de financiamiento
predominantemente público a diferencia de otros países donde es privado.
Probablemente
los partidos verán algo o totalmente mermados sus recursos para las campañas
del año que viene, lo que para unos suena políticamente correcto dada la
coyuntura de tragedia casi nacional, sin embargo, poco se ha mencionado sobre
lo que pudiera suceder dado el caso. Veamos:
Primero.- Los candidatos para
los cargos de orden federal y local buscarán dinero para sus campañas políticas,
pues en este sentido se parecen a los bancos: se mueven con dinero ajeno; los
menos aportarán de su bolsillo.
Segundo.- Acudirán a sus
partidos para ver que obtienen pero la gran mayoría recibirá ayuda moral y esta
no financia los gastos de campaña ni la movilización para sacar a los votantes y
no paga a los representantes para las casillas.
Tercero.- Si los candidatos no
obtienen recursos de sus partidos acudirán a buscarlos con empresarios, aportaciones
de militantes, colectas y rifas, hasta aquí suena algo bien, salvo lo de los
empresarios pues quedarán atados a ellos; otros recibirán propuestas de recursos
del crimen organizado, como ha sucedido ya.
¿Cuáles son los
escenarios? Se podrán apretar el cinturón y con el recurso que recaudasen de
fuentes lícitas hacer campaña a pie y en redes sociales, buscarán voluntarios
para los representantes de casilla y rogarán a sus divinidades para que la
gente salga a votar por ellos.
Otro escenario sería
aceptar los dineros ilícitos de los grupos delictivos y/o de los gobiernos y
empresas que los apoyen, así vendarán su alma al diablo a cambio de llegar al
poder bajo esta fórmula: a menor dinero lícito, más dinero sucio.
Los controles
que pudieran poner el INE y los gobiernos para evitarlo, no tendrán grandes efectos
pues no hay suficiente estructura institucional para supervisar y sancionar un
tema nuevo por su magnitud.
Si los partidos
políticos no tienen dinero para campañas y existen antecedentes de dinero ilegal
de gobiernos y empresas en las mismas, así como recursos del crimen organizado
para candidatos ambiciosos o damnificados, no hay nada sólido que garantice lo
contrario en los procesos electorales venideros, ¿bastará la palabra de los
candidatos de no recibir dinero ilegal para sus campañas?
Si se quiere
pasar del esquema de financiamiento predominantemente público al
predominantemente privado para partidos políticos, el camino puede ser gradual:
el primer año podría bajar la proporción de dinero público y aumentar el
privado, al segundo el dinero privado podría ser superior al público y
finalmente al tercer año se podría tener la predominancia del dinero privado
sobre el público.
En paralelo se podrían
ir perfeccionando los mecanismos de fiscalización y sanción para evitar el dinero
ilícito en las campañas políticas. La reducción de cargos plurinominales es
compatible con estos esquemas.
El poeta inglés
Lord Byron expresó: “Apenas son suficientes mil años para formar un Estado;
pero puede bastar una hora para reducirlo a polvo”.
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