El Precio de la Indolencia
Por: Guillermo
Alberto Hidalgo Montes
Todo el estado
mexicano de Guerrero y, sobre todo, en el puerto de Acapulco, vive una
verdadera emergencia. El fenómeno meteorológico “Otis” golpeó por la madrugada del
24 al 25 de octubre como huracán categoría 5, la más alta y peligrosa de todas
las categorías.
Dicho
fenómeno, provocó una destrucción como no se había visto desde hace años. No
hay servicio eléctrico, apenas empiezan a reestablecerse las comunicaciones,
Acapulco parece una zona de guerra y la información oficial cae a cuentagotas
además de no saber exactamente el número de personas desaparecidas y/o que
hayan perdido la vida. La magnitud del desastre se empieza a conocer
fundamentalmente por los videos de distintos usuarios de redes sociales que han
ido subiendo a sus cuentas las imágenes muestran que “Otis” arrancó los techos
de los edificios completos dañó hospitales hoteles que en Acapulco. La Comisión
Federal de Electricidad (CFE) reportó que más de medio millon de personas se
quedaron sin luz, miles de turistas se quedaron varados porque tampoco hay
vuelos y no hay forma de salir por Tierra porque hubo deslaves que
interrumpieron el flujo carretero, incluso, el impacto fue tal que “Otis” dañó 27
sensores sísmicos que se encuentran en la zona, por lo que ni la alerta del Instituto
Sismológico Nacional ni las Apps de dedicadas al alertamiento de sismos están operativas,
lo que aumenta significativamente el riesgo para la ya golpeada población
El foco social
debería estar sobre los cientos de miles de personas que necesitan ayuda y de
cómo el Estado Mexicano responderá a esta severa crisis. Sin embargo, esta noticia
ha dejado a la vista otro desastre. El desastre del gobierno que encabeza el
presidente López Obrador. Errores garrafales como no avisar en tiempo y forma a
la población sobre el fenómeno meteorológico donde el día de ayer en su ya acostumbrada
conferencia mañanera de 2 horas con 40 minutos que duró, no dedicó ni un minuto
para advertir que vendría un huracán categoría, solo se enfocó en la embestida
que ha sostenido contra el Poder Judicial dela Federación. Fue hasta casi las 21:00
horas, cuando faltaban solo 3 horas para el impacto del huracán que el
presidente puso un tweet. Por su parte, la administración estatal de Guerrero,
encabezada por Evelyn Salgado tampoco alerto a la población.
Los sucesos
siguientes fueron de mal a peor. El jefe del ejecutivo federal decidió ir por
vía terrestre a las zonas afectadas (en lugar de utilizar las aeronaves de la Secretaría
de la Defensa Nacional (SEDENA) a pesar de saber que las carreteras tenían
deslaves y estaban cerradas por lo que no pudo pasar se quedó atrapado,
entonces abordo un vehículo Jeep de las fuerzas armadas y este se quedó
atascado en el fango y terminó caminando a pie entre los deslaves y la maleza.
Las palabras
del periodista Carlos Loret de Mola fueron lapidarias: “el rescatista acabó de
damnificado” Quien se supone debería guiar las acciones para asistir a la población
afectada resultó convertirse en un damnificado VIP.
Afortunadamente,
hay que reconocer el invaluable apoyo que las fuerzas armadas han brindado a la
población civil gracias al plan DN-III ya que, después de la elaboración de un
análisis del impacto del huracán, ubicó 10 localidades donde la emergencia ya
es de alta prioridad y estas a su vez, se dividieron en 2 zonas de atención con
un despliegue de más de 8,000 elementos.
Zona 1:
1. Chilpancingo
2. General
Heliodoro Castillo
3. San
Miguel Totolapan
4. Ajuchitlán
del Progreso
Zona 2:
5. Petatlán
6. Tecpan
de Galeana
7. Atoyac
de Álvarez
8. Benito
Juárez
9. Coyuca de Benítez
Acapulco
Para el día de
publicación de esta columna (jueves 26 de octubre), ya existen algunos avances
en la recuperación de la infraestructura dañada por el huracán. La circulación
en la Autopista del Sol fue reabierta parcialmente después de las 14:00 horas dando
prioridad a vehículos de emergencia y de la Comisión Federal de Electricidad
que lanzó un comunicado donde informa que ya se restableció el servicio
eléctrico en un 40% manteniendo en el área afectada un equipo de 800
trabajadores con 347 vehículos. Las empresas de telefonía fija y celular trabajan
en la reparación de antenas y con el suministro eléctrico esperaban restablecer
el servicio de manera parcial a más tardar el día de hoy.
Otra área
vital que se encuentra dañada es la del Aeropuerto Internacional de Acapulco, el
cual suspendió sus operaciones hasta nuevo aviso.
Para estas situaciones
en sexenios pasados existía el Fondo de Desastres Naturales el (FONDEN), pero
en 2021 la actual administración lo eliminó bajo el argumento de que había
corrupción que eran parte de los fideicomisos opacos. Sin embargo, el día de
ayer 25 de octubre, al comparecer ante el senado, el subsecretario de hacienda
Gabriel Yorio, declaró FONDEN sigue existiendo y que hay recursos disponibles y
que sólo cambió la manera de administrar el dinero contando con una reserva de 18,000
millones de pesos.
Este embate de
la naturaleza ha golpeado al pueblo de Guerrero y a todo México, pero también ha
golpeado a la administración federal dejando en descubierto la falta de interés,
una pobre visión en temas de seguridad y respuesta a emergencias y sobre todo,
el desconocimiento sobre liderazgo en crisis y la nula coordinación inter institucional, es triste ver como se usan vehículo
terrestres para llegar a lugar de emergencia donde se sabe que es difícil el
acceso en lugar de llegar al lugar por vía aérea en lugar de utilizarlos para
supervisar una obra turística que nadie pidió.
En lo personal,
me toco vivir en Guerrero el embate, al mismo tiempo, del Huracán Manuel e
Ingrid en 2013 y humana y profesionalmente ha sido de los desafíos más grande
que he tenido y me consta que las cosas se pudieron haber hecho diferentes.
¡Fuerza a todos nuestros hermanos
y hermanas de Guerrero!
hidalgomontes@gmail.com
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