¿Dónde Jugarán los Niños?
Por: Guillermo Alberto Hidalgo Montes.
La Convención
de los Derechos del Niño define el término “niño” como: “… todo ser humano
menor de dieciocho años de edad, salvo que, en virtud de la ley que le sea
aplicable, haya alcanzado antes la mayoría de edad.”
Lo que
caracteriza a los niños es su juventud y vulnerabilidad. El niño, al estar en
proceso de crecimiento, no cuenta con los medios ni las herramientas necesarias
para protegerse a sí mismo. El niño, por tanto, debe ser objeto de una atención
especial y una protección específica. Bajo estas premisas han sido
adoptados acuerdos que proclaman la protección del niño y sus derechos.
Triste es saber que, a través de la historia de la humanidad, nunca ha sido
así, siendo este sector, junto con el de las mujeres y el de los adultos
mayores, los más violentados ya sea de forma física, psicológica, sexual y/o
económica. Sin embargo, existe un lado obscuro, un mundo secreto que pasó de la
clandestinidad a los reflectores públicos: Los niños Sicarios. Y es que, en los
últimos cinco años de 2010 al 2014 han sido detenidos más de 150 “niños
sicarios”. Jovencitas y varones menores de edad que por alguna razón se han
alineado en las filas del crimen organizado, y han sido aprehendidos por
delitos de delincuencia organizada.
Según
información de la Procuraduría General de la República (PGR) en el período de
2010-2014 han sido detenidos 157 menores de 18 años por delitos de
delincuencia organizada, 135 hombres y 22 mujeres, siendo Zacatecas el estado
con más detenciones con 31.
En ese mismo
lapso, la dependencia registra 1,460 menores de edad detenidos por portación de
arma de fuego, 1,320 de los cuales fueron varones y 140 mujeres. La incidencia
por estado se concentró en el Distrito Federal (147 detenciones), Baja
California (145), Jalisco (133), Chihuahua (104), y Tamaulipas con 83.
Cabe mencionar
que no necesariamente el hecho de que los menores sean detenidos con armas de
fuego los hace integrantes del crimen organizado, pues en la mayoría de casos,
en referencia a la mayoría de casos de la ciudad de México, se tratan de
adolescente que pertenecen a pandillas o bandas dedicadas principalmente al
robo.
De acuerdo con
las estadísticas de la PGR, en el período de referencia hubo más de 2 mil 800
jóvenes detenidos por delitos contra la salud, la mayoría (2,604) fueron
hombres, y 267 mujeres. Gran parte de los detenidos por ilícitos relacionados
con el tráfico de sustancias estupefacientes y prohibidas se ubicaron en Baja
California con 549 aprehensiones, el DF con 427, Nuevo León con 248, Guanajuato
y Jalisco con 183 y 180 respectivamente.
Esta numeralia toma particular importancia debido a que en el estado mexicano de Baja California, una de las entidades que figura entre las de mayor incidencia de menores ligados a la delincuencia organizada, es donde se dio el caso más reciente de un niño sicario detenido. El martes pasado en Tijuana, se dio a conocer la detención de Ulises “N”, un adolescente de 14 años, quien asesinó a un hombre por órdenes de un grupo criminal que supuestamente le pagarían 31 mil pesos. La verdad, es que este hecho sorprende, pero no por su naturaleza en sí, si no por nuestra falta de memoria, recordemos el triste célebre caso del “Ponchis” en diciembre de 2010 y muchos otros anteriores a este como el de un adolescente llamado "Beto", que ya para el 2009 ya había protagonizado 18 asesinatos o el caso que se suscitó en mayo pasado cuando cinco menores de edad “jugando al secuestro” asesinaron a un niño de 6 años identificado como Christopher Raymundo Márquez Mora, en la colonia Laderas de San Guillermo en el norteño estado de Chihuahua, México. Nos espantamos de lo que como sociedad hace algunos lustros sembramos, la falta de disciplina y compromiso de parte de los padres de familia, la falta de liderazgo y autoridad moral de los maestros en las escuelas y el olvido de gran parte del aparato gubernamental, ya que créanlo o no muchos de estos menores (hombres y mujeres) son huérfanos, víctimas colaterales de la fallida y mal llamada “Guerra contra el Narco” y que el Estado mexicano dejó a la deriva, generando esto que crecieran resentidos, lastimados con la sociedad. Todos estos factores interactúan mezclándose para dejar una dura y dolorosa pregunta en la cual pensar como sociedad… ¿Dónde jugarán los niños?.
Esta numeralia toma particular importancia debido a que en el estado mexicano de Baja California, una de las entidades que figura entre las de mayor incidencia de menores ligados a la delincuencia organizada, es donde se dio el caso más reciente de un niño sicario detenido. El martes pasado en Tijuana, se dio a conocer la detención de Ulises “N”, un adolescente de 14 años, quien asesinó a un hombre por órdenes de un grupo criminal que supuestamente le pagarían 31 mil pesos. La verdad, es que este hecho sorprende, pero no por su naturaleza en sí, si no por nuestra falta de memoria, recordemos el triste célebre caso del “Ponchis” en diciembre de 2010 y muchos otros anteriores a este como el de un adolescente llamado "Beto", que ya para el 2009 ya había protagonizado 18 asesinatos o el caso que se suscitó en mayo pasado cuando cinco menores de edad “jugando al secuestro” asesinaron a un niño de 6 años identificado como Christopher Raymundo Márquez Mora, en la colonia Laderas de San Guillermo en el norteño estado de Chihuahua, México. Nos espantamos de lo que como sociedad hace algunos lustros sembramos, la falta de disciplina y compromiso de parte de los padres de familia, la falta de liderazgo y autoridad moral de los maestros en las escuelas y el olvido de gran parte del aparato gubernamental, ya que créanlo o no muchos de estos menores (hombres y mujeres) son huérfanos, víctimas colaterales de la fallida y mal llamada “Guerra contra el Narco” y que el Estado mexicano dejó a la deriva, generando esto que crecieran resentidos, lastimados con la sociedad. Todos estos factores interactúan mezclándose para dejar una dura y dolorosa pregunta en la cual pensar como sociedad… ¿Dónde jugarán los niños?.
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