Hacia la
Construcción del Terrorismo en México
Durante la madrugada del siete de
septiembre de 2012 se prendió fuego a dos gasolineras ubicadas en diferentes puntos de Torreón, no se
reportaron personas lesionadas, sólo daños materiales. Ante el temor de que se
registraran explosiones, personal de bomberos y de protección civil acudieron a
atender la emergencia que fue controlada.
Así como este hecho, hemos sabido
de otros similares en diferentes lugares y momentos, por ejemplo: con granadas de
fragmentación se ha atacado a edificios públicos y se incendió un casino en el
norte del país, se cerraron vías de comunicación obstruyéndolas con vehículos automotores
incendiados en el occidente e instalaciones de empresas ubicadas en el bajío
han sufrido ataques incendiarios.
En el medio de la seguridad, asumimos
que la mayoría de las definiciones sobre terrorismo coinciden en cinco
características:
1. Los objetivos directos (las víctimas)
no representan a los objetivos finales. Los objetivos y motivaciones son fundamentalmente
políticos.
2. Los sujetos activos son actores
individuales o grupales, públicos o privados.
3. Genera violencia o amenaza de violencia
sistemática e imprevisible, cuyo impacto sicológico producido en la población
supera al impacto material y su destino es una audiencia determinada.
4. Las víctimas generalmente son
indiscriminadas no combatientes y sólo sirven al terrorista para generar el
mensaje.
5. Los actos terroristas se realizan en la
ilegalidad, en la clandestinidad y normalmente hay destrucción de la propiedad.
Por qué el título de estas líneas,
porque nos lleva a pensar en el fenómeno más allá de la disertación. No se
trata de promover los hechos, ni de minimizarlos, o de atenernos a la idea de
que comete el acto terrorista sólo aquél calificado de serlo, sino de comprender
los hechos con sentido prospectivo que incluye no sólo a los actos como tales,
sino también la postura del gobierno y de la sociedad ante ellos.
En este sentido, es conveniente
preguntarnos ¿hay actos de terrorismo en México? cualquiera que sea la
respuesta tiene implicaciones analíticas además de consecuencias prácticas, derivaciones
tanto de orden político como de seguridad. Si consideráramos las cinco
características citadas responderíamos que sí en términos generales, si bien
habría discusión en términos muy específicos por cada acto.
¿Cuáles serían las consecuencias de una
respuesta positiva a la pregunta? como país en el ámbito internacional tendríamos que participar en el
control y represión del terrorismo, con políticas como no dar limitaciones para
cooperar derivadas de ciertas garantías legales, como el secreto bancario, el traslado
de personas detenidas entre países, o la condición de refugiado y el derecho de asilo.
En la parte interna nos obligaríamos a fortalecer las
capacidades del esquema institucional de seguridad nacional contra el fenómeno,
donde algunas cosas hay ya al respecto, y también deberíamos vigorizar el
esquema social para aprender a coexistir y prevenir el fenómeno, por lo que sólo
señalo el caso de los rumores en el Estado de México y en el Distrito Federal,
en los que por medio de mensajes en redes sociales se paralizaron comercios y
escuelas por el temor a posibles actos de violencia. Sobre este ámbito interno
y el internacional señalado, nos queda mucho por decir.
En el corto plazo se vislumbran al menos tres escenarios: el primero, dejar pasar el tema desde la perspectiva del
terrorismo, cómo es lo que hoy prevalece; el segundo, iniciar la discusión en
foros adecuados para ello; y el tercero, que en las postrimerías y prisas del
actual gobierno como se vio con el envío de iniciativas legales al Congreso de
la Unión, se adoptara una posición oficial.
¿Cuál será la visión
gubernamental ante esta interrogante? Desconocemos las discusiones o definiciones,
pero en todo caso es bueno tener en mente esta frase: ¡ya no queremos tantos hechos,
lo que queremos son promesas!
eduardo__13@msn.com
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