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jueves, 8 de noviembre de 2012

El Papel de las Fuerzas Armadas en la Seguridad Pública de México.
 
 
Por: Guillermo Alberto Hidalgo Montes.
               
 
A pesar de ser un tema por demás polémico hay que puntualizar que bajo las circunstancias particulares en las cuales el Presidente Felipe Calderón activó a las unidades operativas del ejército y marina mexicanos en el año de 2006 no había otra opción, esto debido al alto nivel de infiltración del crimen organizado, no sólo en las corporaciones policiales de los tres niveles de Gobierno sino en toda la estructura gubernamental (hecho que aún podemos constatar si vemos algún noticiero local o nacional).
 
            No todo ha sido miel sobre hojuelas en esta colaboración de parte de los miembros del ejército mexicano, pero no es algo 100% refutable a ellos ya que el problema residió en que salieron de los cuarteles a enfrentar los problemas de Seguridad Pública que de génesis no son su tarea y dio como resultado abusos de fuerza y violaciones de derechos humanos (no necesariamente resultado de el actuar con dolo sino más bien por el desconocimiento funcional de su nueva encomienda, la Seguridad Pública). Como se comento hace unas líneas, la labor castrense es diferente a la de la Seguridad Pública ya que la misión de las fuerzas armadas es la de resguardar la soberanía nacional de enemigos internos como externos y la clave de este concepto es la de “enemigos”, las fuerzas armadas sí tienen enemigos y los agentes policiales tienen a transgresores de las normas socialmente establecidas (que no es lo mismo) un agente policial no tiene enemigos, sé que este aseveración puede sonar extraña pero es verdad.
 
Conforme el sexenio que está a punto de acabar fue transcurriendo la Comisión Nacional de Derechos Humanos, presidida por el Dr. Raúl Plasencia Villanueva ha ido capacitando al personal castrense pero, debió haber sido a la inversa, primero capacitarlos y luego sacarlos a las calles.
 
Es importante que se entienda que un buen militar no es de facto un buen policía (tenemos casi 20 estados con mandos militares en situación de retiro y no necesariamente han dado buenos resultados) es como ir al cardiólogo a atenderme de una muela picada (como dijese Vicente Fernández: “Que aunque es igual…no es lo mismo”) no porque los dos usen batas parecidas, hacen lo mismo.
 
Si era necesaria una depuración de los cuerpos encargados de hacer cumplir la ley, eso es innegable, pero no sobre las políticas actuales que han dado resultado a medias, ¿No me creen? Como entonces salen todos los días a la luz casos de policías detenidos que “pasan” sus pruebas de control de confianza y están coludidos con la delincuencia organizada.
 
Los Centros de Control de Confianza no pueden basarse solo en los exámenes poligráficos, está demostrado desde los años 90´s que no funcionan (en Estados Unidos ya no es una prueba determinante) porque hay factores exógenos que pueden alterarla tiene que ser un conjunto de baterías para que funcionen.
 
Tiene que existir una norma para los directores de dicho centros, ya que de nada sirve que se evalúen a los elementos si los encargados de estas evaluaciones se prestan a “pasar” a sus amigos o ver por sus intereses personales.
 
La capacitación es otro punto fundamental, hasta que nuestros policías los sean verdaderamente (es decir que tengan las herramientas técnicas, cognoscitivas y materiales necesarias para hacer su función) y no confundir la profesionalización con dar cursos a diestra y siniestra, existen cuerpos de Seguridad Pública que reciben cpacitación de todo, menos de lo que realmente necesitan, he sido testigo del como presidentes municipales piden cursos de rappel táctico (por solo poner un ejemplo) cuando lo más alto que tienen es la torre de la iglesia en la plaza de armas de la comunidad, en lugar de capacitar a sus elementos en cuestiones tan importantes como el marco de actuación de la función policial, Técnicas y tácticas policiales, etc. mientras esto no ocurra,  las unidades castrenses no podrán regresar a los cuarteles.
 
 
 

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