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domingo, 18 de noviembre de 2012

El Narco no es el Problema, Sino Algo Nuevo.
 

Por: Mtro. Eduardo García Anguiano.

Durante el último sexenio de la derecha se situó al narcotráfico como el mayor problema de seguridad, sin embargo, y sin pretender minimizarlo, el inconveniente más álgido no ha sido él, sino algo nuevo. Argumentemos:

  • El narcotráfico en México ha existido por lo menos desde el siglo pasado con las características que conocemos hoy: narcoeconomía, narcopolítica y narcosociedad. No lo confundamos con las flores de amapola de algunos espacios púbicos de la ciudad de México en la primera década del siglo XX, o con las infusiones en alcohol para reumas de las abuelitas.

  • También existieron diversas políticas estatales para controlarlo sin que a diario aparecieran grandes hechos de violencia como hoy en día. Tal vez la política más consolidada por su integralidad fue la que se plasmó en el Plan Nacional para el Control de Drogas, vigente una buena parte del sexenio 1998 – 2004. 
 
  • Aunque hoy persiste el problema se ha agregado uno más: la mafia. ¿A qué nos referimos? A una actividad cuyo origen fue la región de Sicilia, Italia, y que se consolidó como una confederación dedicada a la protección y al ejercicio autónomo de la ley bajo códigos propios. Este fenómeno no fue de su exclusividad y muchas han sido las políticas de los países para enfrentarlo.
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  • Recordemos que a raíz de la separación de los “Zetas” del “Cártel del Golfo”, surgieron actividades paralelas a la protección del tráfico ilícito de estupefacientes y sustancias sicotrópicas; por lo que desde la óptica criminal hubo un salto cualitativo hacia nuevas prácticas delictivas que incluso fueron emuladas por otros grupos aprovechando la nueva “marca”. 
 
  • Dichas prácticas son: la “protección de negocios”, “cobro de piso”, “cuotas de peaje”, retenes esporádicos clandestinos, extorsión telefónica, exterminio de grupos rivales para controlar territorio, secuestro, control de reos, asesinatos en masa, desplazamiento de población debido al miedo, colocación de funcionarios en gobiernos o su compra, en fin, fenómenos delictivos que cuestionan el monopolio del ejercicio legítimo de la violencia en un territorio dado, diría el clásico, cuyo objetivo, método, organización y financiamiento, aparecen bajo la forma de “nueva violencia organizada”, o sea, la mafia de nuestro tiempo.
Si hay algo de razón en la premisa anterior, además de una política contra el narcotráfico se requiere enfrentar las actividades ya citadas. ¿Existe esa política? hay muestras incipientes ante un fantasma que recorre México y no es el comunismo, sino la mafia.
En nuestros tiempos es necesario consolidar un Estado fuerte y no por el tamaño de su gobierno, sino por la efectividad para concebir y emprender una política de Seguridad Nacional que neutralice a la mafia como ese germen que socava las bases mismas del Estado – Nación.
 
 
 

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