Los Jóvenes son el Futuro… Violento de México
Crim. J. Darío Hernández Guzmán
Dice el dicho; “Los jóvenes son
el futuro de la humanidad”. Es una frase demasiado trillada, abusan de ella en
campañas políticas y spots de programas de desarrollo social, sin embargo, la
realidad de esa frase y su futuro inminente son escabrosos.
Durante mi incursión dentro del
ámbito de la educación básica y de justicia para adolescentes, he tenido la
oportunidad de convivir con adolescentes de entre 12 y 15 años de edad, quienes
además de padecer la fisiología inherente a la adolescencia, se encuentran
inmersos en una situación de vulnerabilidad tremenda, misma que afecta el sano
desarrollo de nuestra juventud.
La violencia escolar, quien la
modernidad bautizó como bullying, es
un fenómeno que ha existido desde antaño, la única diferencia es que los actos
violentos son de mayor gravedad y determinados por las características
sociodemográficas de la víctima, mismas que el agresor aprovecha para humillar,
someter, chantajear y golpear. Sin duda alguna, la violencia escolar en su
máxima expresión, con niveles elevados de planeación y ejecución para generar
mayor daño en la víctima.
Recuerdo que hace algunos ayeres,
la travesura más común entre escolares de nivel secundaria era irse de “pinta”
para jugar videojuegos, fumar tabaco o beber algún muestrario de licor o alguna
cerveza en envase familiar, y en ocasiones espaciales, esporádicas y bien
planeadas, una botella de licor de precio barato y accesible para adolescentes
que no trabajaban. Si bien lo anterior es una constante que se ha manifestado
durante años, en la actualidad eso es nada. Los jóvenes de hoy viven inmersos
en el alcoholismo y tabaquismo, adoptando como propia y natural esa conducta
aprendida en casa; no conforme con esos dos vicios, asimilan el consumo de
drogas como la marihuana, solventes, inhalantes, y en menor cantidad, cocaína y
psicotrópicos. Pero el problema no es solo el consumo y sus consecuencias
físicas y psicológicas. La delincuencia organizada ha hecho de los consumidores
menores de edad, su blanco preferido para involucrarlos en el narcomenudeo,
donde están obligados a ofrecer el producto no a quién quiere, sino que deben
realizar una oferta abierta de la sustancia a otros alumnos, vecinos y amigos;
haciendo la red de distribución más y más grande.
En este esbozo, pretendo dar a
conocer las problemáticas que afrontan los adolescentes de la actualidad, y en
los párrafos anteriores he mencionado los dos más comunes, sin embargo,
afrontan también uno de los males que es más difícil combatir, la indiferencia
y despreocupación de los progenitores. La gran mayoría de los niños y
adolescentes de nuestra época son productos de embarazos no planeados y de
matrimonios obligados, donde los padres de ellos viven frustrados, mitigando su
mediocridad con banalidades y vicios, despreocupándose de lo engendrado y
proporcionando lo mínimo necesario para mantenerlos con vida, dejan de lado la
formación basada en normas, valores, limites y reprimendas. Los menores crecen
a la buena de Dios y aplican la “Ley del
más fuerte”, donde ellos creen ser los más poderosos porque carecen de
figuras de autoridad, se hacen rebeldes e irrespetuosos y difícilmente logran
corregir sus andanzas a tiempo.
Organismos internacionales y el
gobierno en sus tres niveles han intentado crear los mecanismos adecuados que
permitan mejorar las condiciones actuales de la juventud, sin embargo esto no
es suficiente, se necesitan un cambio de fondo, que venga desde la conciencia
individual y colectiva, no hay mejor estrategia de prevención social que la
conciencia del conglomerado, el cambio está en cada uno de nosotros, no esperes
que tu hijo cambie cuando el mal ejemplo lo das tú como padre.
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