Cuando el
Ejemplo te lo da Quien Menos Esperabas
Por:
Guillermo Alberto Hidalgo Montes
El pasado 20
de junio en el municipio de Tapachula en el estado mexicano de
Chiapas. Los presidentes de México, Andrés Manuel López Obrador, y de El
Salvador, Nayib Bukele Ortez, firmaron el convenio de carta de intención en
materia de cooperación bilateral. Dicho acuerdo contempla el otorgamiento de
100 millones de dólares del gobierno de México al de El Salvador, con el fin de
llevar desarrollo económico a Centroamérica.
Recordemos que hace unas semanas fue posible
un acuerdo sobre los aranceles a productos mexicanos que el gobierno de Estado Unidos
amenazaba con imponer si México no detenía el flujo migratorio de Centroamérica
hacia nuestro vecino del norte, el canciller mexicano Marcelo Ebrard encabezó
dichas negociaciones que dieron como resultado el despliegue de la Guardia Nacional
en seis estados del sur de México parra la contención de los mismos
Es cierto que
nuestros hermanos centroamericanos están viviendo una crisis sin precedente en
materia de seguridad, también es cierto que suena bien y lógico el que el
presidente de México esté pensando en ayudar a la región para contener la
oleada migrante, sin embargo, existe algo que El Salvador está haciendo muy bien
y lo cual es digno de replicarse en México. El presidente Bukele ha articulado
una ambiciosa estrategia para combatir a las pandillas o “Maras” como se les
conoce en Centro y Sur América.
En México el
problema de las pandillas ha ido en aumento y cada vez son más las veces que
son coptadas por grupos de la Delincuencia Organizada con fines de sicariato,
venta de drogas, trata de personas, entre otras actividades. Sin embargo, pocos
son los esfuerzos reales que se han hecho en nuestro país para contenerlas y
atacarlas
La estrategia salvadoreña se basa
en 3 ejes:
1. Atacar las finanzas de las pandillas
El Salvador
quiere evitar a toda costa que las pandillas tengan ingresos y, para ello,
aboga por atacar a quienes las financian, ya que como mencionó el mandatario
Bukele: "Mientras no se ataque a los que están arriba financiando estos
crímenes no vamos a pararlos", asegurando que sin dinero será muy difícil
para las maras sostener sus estructuras. Delitos como la extorsión generan
hasta un 80% de sus operaciones
2. Recuperar los centros de grandes ciudades
Para llevar a
cabo esta estrategia, se anunció la intención de controlar los territorios
"donde más flujo de dinero se les generan a las pandillas", que en
opinión del mandatario son los centros históricos de ciudades de gran tamaño
donde estarían la mayoría de negocios relacionados con la extorsión.
Para recuperar el control de
estos centros históricos, Bukele prometió cámaras de seguridad y mayor presencia
de las fuerzas del orden, para quienes pedirá un refuerzo presupuestario de
US$15 millones a fin de garantizarles condiciones básicas para su trabajo. Esto
permitirá un mejor despliegue y aumento de la eficiencia por parte de los
cuerpos de seguridad.
3. Cortar la comunicación en las cárceles
En El Salvador
80% de las órdenes de homicidios y extorsiones salen de las propias cárceles,
por lo que "descabezar" la comunicación en estos centros será otra de
las prioridades de su plan de seguridad. Habrá reuniones con las empresas de
telefonía para que ayuden a garantizar el bloqueo de señal de teléfono que,
oficialmente, ya está activo en las cárceles. Sin embargo, según
Bukele, "se viola todos los días" e incluso se llega a
desconectar para que los presos puedan comunicarse con otros miembros de
pandillas en el exterior.
También se
anunció una depuración de custodios que trabajan en los centros penales y que
en algunos casos fueron "contaminados por la corrupción".
Debemos
comprender que una correcta política criminológica debe tener una parte de
prevención, una de contención y otra de ataque al problema el plan Salvadoreño
puede ser utilizado como base para generar una estrategia integral que nos
ayude a combatir a los actores que están generando la mayoría de violencia y
delincuencia en la actualidad en un México que parece que ya no aguanta más la
improvisación en materia de seguridad.
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