Trata de Personas
Cuando la Demanda Supera la Oferta.
Por: Criminólogo Roberto Carlos Jurado Palomares.
Dentro de los delitos más inhumanos que actualmente podemos encontrar está la trata de personas, delito que ha superado en mucho sus inicios de práctica;
manteniendo una constante evolución y una fortaleza con presencia de carácter
mundial. Situación que no es de celebrarse; sino más bien de ocuparse.
Pero tratemos de definir la problemática multifactorial que genera no
solo la permanencia de este delito; sino también de la fortaleza que ha logrado
y así, hacer un estudio tratando el tema como lo mencionaba el Dr. Durkheim, como un
“Hecho Social”; por tanto con características observables y verificables; sólo
me atrevería a aumentar a la máxima del Dr. Durkheim: "por tal motivo prevenibles."
Expuesto lo anterior; iniciamos. La trata de personas ha logrado
posicionar a esta actividad a la par que la industria del narcotráfico;
generando negocios colaterales a esta práctica; menciono colaterales por que
pareciera que en su origen o al menos en la búsqueda de justificación social
tienen una presencia legal. Si, en efecto, legal, ya que estos lugares se
instalan a las luces de toda la ciudadanía y pretenden vender una actividad
normal, mismos que abonamos en buena parte con nuestra aceptación ya que hemos
hecho del baile erótico una actividad ya de carácter “deportivo” o como
exhibición. Generando una mirada de la sociedad como una actividad “normal” o
más bien “común y corriente”; mirándola como una oportunidad de empleo; ya que
al fin y al cabo es con fines artísticos.
Todo lo anterior pone en olvido la dinámica por la cual tienen que pasar las verdaderas víctimas de este
delito; víctimas que son sustraídas de sus lugares de origen (que ya incluye países,
ciudades, comunidades o cualquier lugar), trasladadas a lugares en los cuales
se les maltrata sexual y sicológicamente, se les induzce a alguna adicción;
para que a mediano plazo se les permita “trabajar”. O que en el caso que hayan
presentado una constante resistencia a ser explotadas sexualmente, sean
vendidas en calidad de mercancía lejos de su país de origen o sean
comercializadas para traficar sus órganos. ¿Pero por que obligar, vender,
drogar o explotar? Que lleva a los tratantes a recurrir a estas dinámicas inhumanas. Consideremos que en la proporcionalidad que este delito siga siendo
una actividad que la ciudadanía demande; este va a tener una presencia en el
mercado ya que siendo una práctica que afecta a seres humanos; somos nosotros
mismos como sociedad los que los demandamos ya sea por un asunto cultural (que
no lo justifico, solo lo enuncio) cuando los padres mismos son los que venden a
las hijas como hace muchos años se hacía, con la facultad de propiedad que los
padres tenían, o que tal con el clásico objetivo de generar muy buenas
ganancias con un mínimo de esfuerzo “trabajo de amplio criterio; solo fines de
semana, excelente paga”, o el tan trillado pero aun exitoso “vida de
telenovela” que a la par de los anuncios en prensa escrita te cambia la vida de
manera radical. Solo por mencionar algunos ejemplos. Modalidades podemos tener
infinidades y los tratantes se dan a la tarea de generar dinámicas mayormente
sofisticadas para cometer el crimen y mantener su negocio.
Concluyo: Tenemos una actividad observable, que nos ha demostrado la
capacidad que tiene el hombre para ser su propio lobo, medible con tendencias
de presencia constante y lamentablemente en ascenso; solo que no hemos querido
prevenirlo ya que a diferencia de otros delitos y en igualdad a las adicciones
es un acto de consumo; que la sociedad demanda por tal motivo; oferta continua.
No hay comentarios:
Publicar un comentario