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jueves, 4 de abril de 2013

El Desafío del Banco Vaticano

 

Por: Maestro Israel Cedillo Lazcano

 
Tras la renuncia de Benedicto XVI, todos los ojos de la Iglesia Católica se enfocaron en las especulaciones que llevaron a la designación del Papa Francisco como líder de la referida iglesia; sin embargo, otro asunto de gran relevancia para el Vaticano se discutió durante el conclave: la existencia del Instituto para las Obras de Religión (IOR), popularmente conocido como “El Banco Vaticano”.

 
El Banco Vaticano es una institución privada que se encuentra domiciliada en el interior del Vaticano. Fundado en 1942 por el Papa Pío XII, la función principal de este instituto es salvaguardar y administrar los recursos destinados a proyectos de caridad y de religión, aceptando para tal efecto depósitos provenientes exclusivamente de instituciones y oficiales vinculados a la Iglesia. Debido a que poco se sabe poco de sus transacciones cotidianas, es referido frecuentemente como el banco más secreto del mundo.

 
La decisión del Papa Francisco deriva principalmente del hecho de que agencias europeas y reguladores dedicados al combate del lavado de dinero han encontrado que el IOR no cumple con las directrices elementales bajo las cuales deben conducirse las instituciones financieras en el continente. Sin embargo, no es la primera vez en que el Banco Vaticano se ve envuelto en operaciones poco apropiadas para una institución de su condición. En 1982, Roberto Calvi, conocido como el banquero de Dios y personaje que inspiró parte de la trama de la película El Padrino III, fue encontrado colgando del puente Blackfriars en Londres después del escándalo del Banco Ambrosiano, institución que se encontraba bajo el control mayoritario del IOR y que poseía una cartera no asegurada de 1,400M de dólares en préstamos en Latinoamérica. En el 2005 cuatro organizaciones demandaron al IOR ante la Corte Suprema de los Estados Unidos fundamentando en una posible complicidad en el marco de la Segunda Guerra Mundial con el Movimiento de Liberación Croata el cual participó en genocidios y crímenes de guerra. Durante la Guerra Fría, el IOR fue reconocido como el intermediario en las transferencias entre el Bloque del Este para ayudar a los comunistas y hoy en día se especula que sirve como canal de transferencia de proyectos en Cuba y China, independientemente de los rumores existentes relativos al fondeo de actividades ilegales y de campañas políticas en Italia.

 
En un intento de propiciar la transparencia institucional, el IOR abrió sus libros en 2011 los cuales mostraron que el banco tenía 20,772 clientes de los cuales el 68 por ciento pertenecían al clero, y $8,200M de dólares en activos bajos su administración, así como 33,000 cuentas. A pesar de lo anterior, en enero del presente año  (2013), el Banco Central Europeo (BCE) suspendió todos los pagos electrónicos en el Vaticano como resultado de la falla en la implementación de las regulaciones en materia de lavado de dinero.

 
Tal como se puede colegir de lo expuesto en el presente, el IOR no cumple con una de las funciones principales de la teoría bancaria bajo los términos de Freixas y Rochet consistente en la supervisión delegada, por lo que el nuevo Papa deberá considerar la reestructura o la desaparición del IOR a fin de que dicha función sea efectuada de forma transparente en apego a las regulaciones europeas en materia de lavado de dinero y de esta forma restablecer la credibilidad en el brazo financiero de una institución que se encuentra en medio de una crisis de credibilidad en varios niveles como lo es la Iglesia Católica.

 
Ahora, uno de los principales ejes del desafío que tiene el Papa Francisco es instalar en el IOR o en el nuevo intermediario un gobierno corporativo el cual se fundamenta en la transparencia y en un saludable flujo de información. En un contexto de información asimétrica, la intermediación financiera como supervisión delegada podría mejorar claramente la eficiencia utilizando dicho término en un sentido amplio a través de las siguientes medidas:

  • Seleccionar los proyectos (a priori)  que se han de llevar a cabo por intermediación del Banco Vaticano.
 
  • Impedir la conducta oportunista de los destinatarios de los recursos eclesiásticos durante la realización del proyecto (riesgo moral) como en el caso del Banco Ambrosiano.

 
La teoría de la intermediación financiera basada en la supervisión delegada sugiere que los bancos tienen una ventaja comparativa en estas actividades de supervisión. Para que esta teoría funcione para el caso en particular, se necesitan dos ingredientes principales:

  • Un banco representativo del Vaticano en el financiamiento de proyectos restringidos a su fin.
 
  • Pequeña capacidad de los inversores (en comparación con el tamaño de los proyectos de  inversión) lo cual implica que cada proyecto necesita fondos de varios inversores

 
Los préstamos directos implicarían que cada uno de los m inversores supervisa a la empresa que ha financiado.

 

 
Ahora se plantea la cuestión de supervisar al supervisor (el IOR), lo cual también es de gran importancia para las políticas del Papa Francisco. La supervisión directa del banco por parte de cada depositante sería claramente ineficiente, por lo que la única solución es que el banco ofrezca un contrato de deuda en virtud del cual se promete a cada inversor una cantidad nominal a cambio de un depósito, y como dichos inversores son instituciones y personas vinculadas a la Iglesia, permitiría una supervisión más eficiente.


No olvidemos la relevancia que este tema puede tener en la seguridad, si en la seguridad, recordemos que en 2007 se descubrió una red de lavado de dinero por parte del cártel de Sinaloa en (nada más, ni nada menos) Banjército ¿Qué secretos podría guardar el IOR? Recordemos también las famosísimas narco limosnas….

 

 


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