Gobierno
Fuerte y Crimen Organizado
Por: Eduardo García Anguiano
Los gobiernos calificados
como “fuertes” tienen más posibilidades de controlar al crimen organizado.
Nuestro país
considera que el terrorismo, los delitos contra la salud, la falsificación de
moneda, operaciones con recursos de procedencia ilícita, violaciones al derecho
de autor, tráfico de armas, tráfico de personas y órganos, corrupción de
menores de 18 años, trata de personas, algunas modalidades del secuestro, el contrabando,
algunos delitos en materia de hidrocarburos y los delitos contra el ambiente, son
calificados dentro de la delincuencia organizada.
Los grupos
delictivos que se dedican a estas
actividades ofrecen productos y “servicios” que las personas adquieren, por lo
que se benefician del crimen organizado y debido a ello rara vez denuncian a
los grupos delictivos.
Algunos de los
bienes y “servicios” que se compran son: drogas ilícitas, armas, productos “piratas”,
bienes de contrabando, hidrocarburos robados, madera y especies en peligro de extinción
y, se emplean servicios de lavado de dinero, así como de “polleros” para cruzar
fronteras de manera clandestina.
Si a esto le sumamos
que diversas autoridades encubren o facilitan actividades de la delincuencia
organizada, su control se vuelve difícil por los entramados en el medio
legítimo e ilegítimo de un país.
Cuando aumentan los
delitos sin víctima los gobiernos que desean aplicar la ley se enfrentan a un
panorama compuesto de al menos: la ausencia de denuncias y querellas específicas,
el encubrimiento social del delito y de autoridades también, la dilación de la justicia,
pugnas violentas entre grupos delincuenciales y comisión de delitos del orden
común por consecuencia.
Si esta es la situación
de México, al futuro gobierno federal se le presentan tres escenarios: a) Mantener
las cosas como están; b) Cambiar los paradigmas de los conflictos y; c) Adoptar
una actitud de fuerza ante la situación.
Por las señales que
se han enviado a la opinión pública, el próximo gobierno buscará cambiar
algunos paradigmas, como es el caso de la despenalización de la marihuana y
amapola, así como adoptar una posición de fuerza en la prevención y control de
los delitos federales, dentro de los cuales están los de la delincuencia
organizada.
Charles Dickens expresó: “El número de malhechores no autoriza el
crimen”.
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