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martes, 5 de noviembre de 2013

Michoacán, nuevamente

 


Por: Mtro. Eduardo García Anguiano.
 
 
“Cuando los nazis vinieron por los comunistas me quedé callado; yo no era comunista. Cuando encerraron a los socialdemócratas permanecí en silencio; yo no era socialdemócrata. Cuando llegaron por los sindicalistas no dije nada; yo no era sindicalista. Cuando vinieron por los judíos no pronuncié palabra; yo no era judío. Cuando vinieron por mí no quedaba nadie para decir algo”, Bertolt Brecht.

 

Según fuentes periodísticas, durante el fin de semana pasado en Michoacán hubo ataques de hombres armados contra instalaciones de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y seis gasolineras, que ocasionaron apagones y caos en 12 municipios de ese estado; no fueron reportados heridos ni personas detenidas en su momento

 

Estos ataques ¿son parte de la situación de violencia que aqueja al país, o tienen otra naturaleza?

 

Si los consideramos como hechos en sí, tendremos daños en propiedad privada y en propiedad federal, violaciones a las disposiciones en el manejo de armas y asociación delictuosa, pero al parecer hoy esto se queda corto.

 

En el medio de la seguridad se asume que la mayoría de las definiciones sobre terrorismo coinciden en cinco características:

 

  • Los objetivos directos (las víctimas) no representan a los objetivos finales. Los objetivos y motivaciones son fundamentalmente políticos.
 
  • Los sujetos activos son actores individuales o grupales, públicos o privados.
 
  • Se genera violencia o amenaza de violencia sistemática e imprevisible, cuyo impacto sicológico producido en la población supera al impacto material y su destino es una audiencia determinada.
 
  • Las víctimas generalmente son indiscriminadas y no combatientes, sirven al terrorista para generar el mensaje.
 
  • Los actos terroristas se realizan en la ilegalidad, en la clandestinidad y normalmente hay destrucción de la propiedad.

 

Además de las formas de operación, por la naturaleza de quién lo realiza tendríamos el terrorismo de orden político, religioso, criminal, de Estado o patológico; ¿hay terrorismo en México? Cualquier respuesta tendría implicaciones prácticas, derivaciones políticas y de seguridad.

 

¿Cuáles serían las consecuencias de una respuesta positiva a la pregunta? Además del diseño internacional, en el frente interno deberíamos fortalecer las capacidades de seguridad nacional contra el fenómeno, donde algo hay ya, también deberíamos vigorizar el esquema social para aprender a coexistir y prevenirlo.

 

¿Autodefensas y grupos criminales en Michoacán han escalado de nivel su estrategia? Posiblemente tendremos más datos con el transcurso de los días, por lo pronto en el corto plazo se vislumbran al menos tres escenarios: el primero, dejar pasar el tema desde la perspectiva del terrorismo y mantenerlo en el esquema de la delincuencia organizada; el segundo, iniciar la discusión en foros adecuados para ello; y el tercero, el gobierno envió ya iniciativas legales al Poder Legislativo para reformar diversas disposiciones sobre el tema, ¿podrían pensarse en otras?

 

Creer que el terrorismo sólo acontece en Boston, New York o en el Medio Oriente; puede resultarnos un espejo en el que no quisiéramos vernos.
 
@EGAnguiano
 
 
 
 

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