Cultura de la Ilegalidad.
Por: CriminólogoRoberto Jurado Palomares
"Lo más terrible se aprende
enseguida
Y lo hermoso nos cuesta la
vida."
Silvio Rodríguez
AV: Muy buenas tardes por favor sus licencia y
tarjeta de circulación
C: Aquí tiene
oficial
AV: mi joven va en exceso de velocidad y se pasó el
alto; voy a tener que retener el vehículo
C: No oficial
écheme la mano.
AV: Como me pide usted eso; no ve que pone en
riesgo mi trabajo.
C: Mire va a
quedar aquí entre nosotros, apóyeme y ya no lo molesto tengo que llegar a la
casa.
AV: Es que joven como cree, además pues… la verdad
viene un compañero y pues no…no creo que quiera; deme un minuto le comento.
Un minuto
después
C: ¿Qué paso
oficial?
AV: pues mire ya hable con mi compañero y me dice
que…pues por esta vez le vamos a apoyar.
C: Hombre oficial
muchas gracias; pero… ¿cuánto va a ser? (voz baja)
AV: Pues que le parece una manita de gato ($ 500.00
(quinientos pesos))
C: Híjole no sea
mala onda solo traigo una sor Juanita ($200.00 (doscientos pesos))
AV: Órale pues ya échalos pero discreto aquí como
que me saludas; porque esto pone en riesgo mi trabajo.
C: Pues muchas
gracias oficial (se le acerca al oficial simulando un saludo y con esta acción
se realiza la transferencia manual que cubre el monto del apoyo; vulgarmente
conocida como mordida)
AV: Pues joven váyase con cuidado; porque esta zona
más tarde se pone medio peligrosa.
C: Si oficial,
pues le agradezco, que tenga buen día.
Cualquier parecido con "Casos de la Vida Real", "Cada Quien su Santo" o "La Rosa de Guadalupe"; es mera coincidencia.
Es tan
común ya encontrar este tipo de historias en nuestras casas, algunos las
comentan con enojo, otros los actúan y pues no falta el que se indigna, pero lo
relaja aquel con mayor experiencia e incluso brinda Tip’s, basados en
experiencia exitosas.
El asunto es ¿cómo podemos asimilar de manera
pronta la ilegalidad? y se nos hace tan funcional eficiente y expedita. Pero
quien tiene la culpa para que se convierta en ordinario, cultural y casi casi
consuetudinario. Si bien; es real que el funcionario público por ninguna manera
debe aceptar ninguna dádiva por la realización de su trabajo mucho menos por
dejar de hacerlo u omitirlo. Pero; donde quedamos nosotros como ciudadanos si nosotros
mismos generamos la diada corrupto/corrompido. En este momento solo me centro
en un evento al parecer simple, pero aquí, no para. Ya que este tipo de
ejercicio abarca hasta la inocencia o culpabilidad penal o todo aquello que se
pueda pagar.
Concluyo; la cultura de la
ilegalidad se ha vuelto eso algo cultural, algo que inicio como una mala
costumbre, pero ha echado raíces en nuestra cotidianidad, no exijamos
mandatarios, autoridades, funcionarios o servidores públicos que no merezcamos
ya que la corrupción necesita de dos. De nada sirven las buenas intenciones si
no las acompañamos de hechos, recordemos que la justicia es un ejercicio
imparcial y se aplica con la fuerza de la legalidad; pero si corrompemos,
adaptamos, comercializamos o ajustamos constantemente nuestra legalidad
tendremos un país ausente de Justicia.
crime_investigatiolive.com.
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