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domingo, 13 de enero de 2013

Primer Frente de la Seguridad Nacional



“… algún arma capaz de contrarrestar el poder de la bomba atómica,
yo sugerí la mejor de todas: la paz”.

Albert Einstein. 


Por: Mtro. Eduardo García Anguiano.


Es apropiado tener presente que la práctica de una política exterior conforme a nuestra Constitución, es la primera garantía de la Seguridad Nacional al procurarnos una posición digna, con autoridad moral y solidez ante el mundo.


Esta afirmación surge debido a que en días pasados se llevó a cabo la XXIV reunión de Embajadores y Cónsules con el Presidente de México, que fue el primer encuentro con el mandatario que inicia su período gubernamental.


Entre los temas abordados se observó la postura del canciller sobre las directrices presidenciales sobre seguridad: 


  • “Los esfuerzos a favor de un México en paz, con base en una renovada estrategia de prevención del delito y el fortalecimiento de las instancias responsables de combatir la impunidad y promover la paz y la justicia pueden y deben contar con el firme apoyo de nuestra diplomacia”.

  • Destacó también: “…así como el respaldo de instituciones multilaterales y de aquellos esquemas previstos en convenios bilaterales que potencien y vuelvan aún más eficaz la labor de las áreas responsables de la seguridad y la procuración de justicia en nuestro país”.

Posteriormente, el Presidente concluyó con la invitación al cuerpo diplomático a promover las metas nacionales siendo la primera de ellas:


  • “Lograr un México en paz, donde el ciudadano y su familia estén en el centro de las políticas de seguridad”.

  • Enfatizó “…anuncié una nueva política de Estado por la seguridad y la justicia de los mexicanos, basada, entre otras acciones, en la planeación, en la prevención, en la protección y el respeto a los derechos humanos; una mayor coordinación real entre los distintos órdenes de Gobierno; una transformación institucional para cambiar aquello que ya no resulta funcional ante, no sólo el escenario que hoy México tiene en cuanto a la aplicación de la justicia, en cuanto a procuración de justicia, sino también en cuanto a la forma en que estamos enfrentando la violencia y el crimen organizado”.

Debemos mencionar, por una parte, que estas posturas se presentan contrarias a las posiciones de fuerza o unilaterales acostumbradas en el sexenio anterior y expresadas en foros internacionales, sobre la preeminencia de la “guerra contra el narco” como principal amenaza a la seguridad nacional y, por otra, también son contrarias a las visiones del uso del poder que despliegan países con recursos, capacidades estructurales y potenciadas para alcanzar sus intereses nacionales, que han salido a relucir en algunas coyunturas.


El nuevo tono se inscribe dentro del marco dispuesto en la Constitución General de la República, que en el artículo 89 cita los principios de la política exterior: la autodeterminación de los pueblos, la no intervención, la solución pacífica de controversias, la proscripción de la amenaza o el uso de la fuerza en las relaciones internacionales, la igualdad jurídica de los estados, la cooperación internacional para el desarrollo, el respeto, la protección y promoción de los derechos humanos y la lucha por la paz y la seguridad internacionales.


Estos principios pudieron consolidarse tras años de experiencias como guerras, intervenciones y posturas ante conflictos mundiales, sólo basta recordar dos de ellas:


1. La del entonces Secretario de Relaciones Exteriores de México ante la OEA sobre el caso de la exclusión de Cuba, donde se opuso en la reunión de consulta de Punta del Este, Uruguay, en 1962, y con ello hizo valer los principios de no intervención y autodeterminación de los pueblos.


2. En contraste, como ejemplo de lo que México no debe hacer, tuvimos los señalamientos reportados por el diario Hindustan Times en 2002, que cuestionaron la postura del representante ante la ONU, quien hizo eco a un proyecto de manufactura paquistaní para discutir el tema de Cachemira, a lo que India interpretó como intromisión.


Ahora bien, si las actuales mediciones estáticas y dinámicas sobre las capacidades económicas, poblacionales y militares de nuestro poder nacional, nos colocan en desventaja relativa ante otros países, como lo reconoció el Presidente al mencionar: “También, lograremos que México tenga un liderazgo mundial y regional, proporcional a su peso económico, demográfico y cultural; que sea referente para otras naciones y un promotor de los mejores valores del hombre”, tenemos entonces que la política exterior se erige como el primer frente de batalla de nuestra seguridad nacional.


Por ello, las posturas anunciadas en la XXIV Reunión y la inercia política del cambio gubernamental, abren un compás de tiempo para recomponer y recuperar nuestro prestigio en el mundo, y no es tarea meramente retórica, la línea de política que apunta hacia: “…asumir esta responsabilidad de solidaridad global que el mundo demanda de nuestro país”, advierte cobertura y promoción para fortalecer la seguridad y la justicia, más que el “deber contra la droga”.


Habrá mucho que debatir sobre el tema, otras opiniones podrán ir en contra de lo aquí expresado, de ser así, pues partidos políticos ahora que se dan profusos trabajos legislativos: ¡a cambiar los principios constitucionales, para que se ajusten a otra forma de ver la realidad!


@EGAnguiano











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