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domingo, 27 de enero de 2013

La Percepción en Seguridad.
 
 
Por: Mtro. Eduardo García Anguiano
 

La imagen y el lenguaje para comunicar los temas de seguridad son componentes que forman la percepción de lo seguro.


El gobierno federal anunció una nueva estrategia de comunicación en la materia, la cual pretende dar mayor énfasis a la prevención del delito y a la participación ciudadana, que a la difusión de las capturas para no caer en la “apología del delito”. ¿Contribuirá la estrategia anunciada a la percepción de lo seguro?


Por lo pronto, se ha notado una manera distinta de comunicar los hechos, algunos ejemplos de ello son: los detenidos no han sido presentados ante los medios de comunicación y no hay imágenes sobre acciones de las fuerzas del orden.


Para comprender un poco más esta situación, planteo una premisa sobre los componentes de la seguridad: 







Ejemplifiquemos con el caso clásico que es el caminar solo, de noche y por una calle oscura, el aspecto subjetivo está en las sensaciones ante un posible riesgo como: miedo o zozobra por un asalto u otro delito. Tal vez las sensaciones sean distintas si se camina acompañado, la calle está iluminada y se denota vigilancia, sintiéndose entonces en condiciones más seguras.


Por lo que se refiere al aspecto objetivo, se integra por el equipamiento material o tecnológico: patrullas, armas, toletes, silbatos, elementos policiales, cámaras de videovigilancia, alarmas, en fin, los dispositivos materiales para proveer seguridad.


De esta forma, tenemos que una relación inicial entre los dos aspectos concluiría: la sensación de lo seguro es directamente proporcional a los medios materiales empleados. Habrá pues mayor percepción de seguridad con más elementos que la apoyen, ya que en nuestro país lamentablemente la situación de “riesgo cero” es todavía una aspiración, como para imaginar la disminución de los medios materiales citados.

Por lo anterior, distingamos que si en el pasado prevaleció:


· La exposición ante los medios de comunicación de los detenidos en el primer escenario de los hechos, que difundió su imagen engrandeciéndolos en su medio.


· El empleo de términos como: “alias”, “jefe de plaza”, “cártel”, “narcomantas” u otros, que contribuyó a fortalecer la subcultura delincuencial o la cultura del “narco”.


· Las escenas televisadas recreadas presentándolas como si ocurrieran en tiempo real con el afán de dar imagen de efectividad, que finalizaron afectando los procesos jurídicos como en el caso Cassez.


· La difusión en cadenas nacionales de enfrentamientos que creó la percepción de violencia generalizada nacional, cuando los hechos pudieron tener sólo impacto local.


Ahora en contraste, una nueva estrategia de comunicación podría derivar en:


1. Evitar la “apología del delito” para soslayar la percepción de inseguridad.


2. Emplear una terminología como: nombre, delincuente que opera en una ciudad o grupo delictivo, para evitar vocablos de la subcultura delictiva que aleja a los receptores de un mensaje de legalidad.

3. Difundir las imágenes de los presuntos delincuentes en lugares propios de la impartición de la justicia donde son sometidos, lo que contribuye a una imagen de aplicación de la ley.

4. Eliminar estrategias nacionales de difusión de capturas o hechos de sangre que no desparecerá los delitos, sin embargo, evitará el impacto generalizado e indiscriminado de la inseguridad en favor de la percepción de lo seguro.

5. Avanzar en la difusión de lo preventivo que tiene impactos en el mediano y largo plazo en defensa de la cultura de la legalidad.

Finalizo con la reflexión de que en las actuales circunstancias, una estrategia de comunicación social que fortalezca lo objetivo y reduzca el aspecto de percepción subjetiva sobre la seguridad, contribuirá a generar un mejor ambiente en pro de las acciones de fondo.
 
 
@EGAnguiano
 
 
 
 

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