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viernes, 11 de agosto de 2017

Fútbol y Criminología


Por: Mtro. José Luis Lizardi G.


Tal vez llamará la atención el título del presente texto, y nos hará preguntarnos si existirá relación alguna entre este deporte y la criminología, pero la respuesta es sí. Explicaremos la razón, y les adelantamos que no hablaremos de las riñas en los estadios, ni del ingreso de productos y objetos prohibidos por las normas en los mismos, nuestro tema es distinto, aunque implica a aquel sector de la sociedad que asiste a los partidos.


Uno de los objetos de estudio de la criminología es la conducta antisocial, la cual podemos definir como aquellos actos que van en un sentido opuesto al bien común y dañan estructuras básicas de la sociedad, así como sus valores y normas fundamentales.


Durante los últimos años se ha presentado un fenómeno conocido como el grito de “¡Eeeeh puto!”, en los juegos de fútbol de la primera división en México y en los partidos de su selección, acontecidos dentro y fuera del país. Consideramos necesario hablar de los orígenes de este fenómeno para comprenderlo mejor, antes de dar nuestra opinión con respecto al mismo y señalar cuestiones relacionadas con su erradicación.


Hace aproximadamente 30 años en México, durante partidos de la Asociación de Fútbol Americano Infantil de Monterrey (AFAIM), el equipo de los “Potros” era apoyado por sus aficionados, los cuales se caracterizaban por crear porras bastante originales. En cada jugada conocida como ”kick off”, esta porra entre aplausos e instrumentos repentinos comenzó a gritar “¡Eeeeh pum!” cuando el pateador hacia lo propio con el balón.


Otro antecedente histórico tiene lugar en la Organización Nacional Estudiantil de Fútbol Americano (ONEFA), donde 10 años después de lo ocurrido en los juegos de la AFAIM, la porra del Estadio Tecnológico adoptó la porra señalada anteriormente, esta vez, como muestra de apoyo al equipo de los “Borregos Salvajes” del TEC de Monterrey.


Poco tiempo después de ello, a principios del año 2000, la porra fue adoptada por el fútbol de la primera división, sin embargo cambió su sentido, pues se sustituyó la onomatopeya “pum” por la palabra “puto”, y uno de los primeros en recibirla fue Oswaldo Sánchez, ya que decepcionó a los fanáticos del equipo Atlas por haberse ido, para luego formar parte del Club Deportivo Guadalajara.


Esta nueva modalidad, ha sido considerada por varios como insulto, por otros como una ofensa con tintes homofóbicos, y por algunos más como parte del folclor mexicano, que provoca humor e incentiva las emociones durante los juegos.


Desde nuestra perspectiva, consideramos que este grito encuadra perfectamente dentro de la conducta antisocial, ya que daña valores y normas fundamentales de la sociedad, y sobretodo porque es dirigido en contra de una sola persona que es el guardameta del equipo contrario, resultando tan sonoro como puedan hacerlo miles de voces unidas: gente de edad avanzada, adultos, jóvenes y niños. 


Además del guardameta, los miles de aficionados presentes en el estadio son testigos de dicho grito, pero hay que tomar en cuenta que esto tiene más alcance, pues una cantidad de televidentes, tal vez similar o mayor a la de los asistentes, puede escucharlo desde sus casas.


Han transcurrido ya varios años en donde hemos podido apreciar cómo ha crecido y se ha popularizado la dinámica, transportándola al extranjero incluso, donde seguidores de la selección nacional la han llevado a cabo. Sin embargo, en los últimos tiempos ha captado la atención de la FIFA (Fédération Internationale de Football Association), quien considera este hecho como un acto homofóbico, y por tal razón ha impuesto 10 multas en total a la FEMEXFUT (Federación Mexicana de Fútbol), las cuales tienen un costo de diez mil dólares cada una, aproximadamente.


Se han hecho intentos por erradicar esta costumbre, tales como solicitar a través de bocinas y altavoces a los espectadores del partido que no emitan el grito, u obstruir el sonido que este último genera con música y otros tipos de audio, pero no se ha obtenido éxito, ya que son bastantes los que prestan su voz. También se ha considerado multar uno a uno a aquellos que sean captados en la acción, es decir, individualizar la sanción, sin embargo se trata de tantas personas que resulta imposible. Otra idea considerada, es sancionar a todos los individuos que se encuentran dentro de la porra, pero se corre el riesgo de hacer sufrir las consecuencias a algunos infortunados que no forman parte de la dinámica pero se encuentran en la zona donde se genera el asunto.


Una idea que al parecer está en puerta, es la de dejar en manos del árbitro la situación, dándole la facultad para pausar el partido y apercibir a la afición de que si insisten en manifestarse de la misma manera, se dará por finalizado y resultará vencedor el equipo contrario a la selección mexicana. Con base en las actitudes observadas en los responsables de los hechos citados, consideramos un riesgo inmenso darle tales facultades al árbitro, ya que aparte de ser figuras públicas o mediáticas, la afición puede tomar represalias en su contra por haberles suspendido el partido, lanzando en su contra insultos o porras burlescas, distintas o similares al “¡Eeeeh puto!”, en próximos eventos deportivos.


Después de estrategias e intentos fallidos, resulta claro que el aficionado mexicano se rehúsa a respetar las normas, aún sabiendo que multarán a la FEMEXFUT, pues son los directivos y administrativos de esta federación quienes prácticamente “dan de su bolsa” para saldar los adeudos que generan las multas de FIFA y no ellos.


Tú como estudiante o profesionista de las ciencias forenses, o como aficionado al deporte, ¿qué opinas al respecto? Nos interesan tus ideas.


lizardi93@hotmail.com






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