Batalla de
Salina Cruz
Por: Mtro. Eduardo García Anguiano
Existen pasajes
de la historia poco documentados y la de México no es la excepción.
Cuenta un viejo
chiste, que ahora en el contexto de los dimes y diretes con el vecino país, más
o menos dice así: los asesores del Presidente de la República le dicen: “vamos
a declararle la guerra a los Estados Unidos” y éste les contesta “¿y luego qué
hacemos si les ganamos?”.
Es conocida la
pérdida del territorio en la época de Santa Ana, la ocupación de Veracruz en
1914, o la incursión de Pancho Villa a Columbus, sin embargo, poco se sabe de
la Batalla de Salina Cruz.
Gobernaba
Porfirio Díaz y al enterarse de que el gobierno americano deseaba nuevamente el
Istmo de Tehuantepec y construir un canal interoceánico para el paso de buques
mercantes, éste le contestó que no a la propuesta de compra de los estados de
Oaxaca, Tabasco y Veracruz.
Los americanos
idearon dos estrategias, la primera comprar tierras en el Istmo y luego
declararlo independiente, maniobra ya conocida en ese entonces; la segunda:
mandar buques de guerra para atacarlo y tomarlo. Díaz ordenó al General
Mondragón los preparativos ante la eventualidad.
Mondragón se
hizo de cañones de largo alcance, no se sabe si propios o comprados a los
alemanes, y los instaló en el hoy Coatzacoalcos y Salina Cruz. Cuando los
barcos americanos se acercaron a Salina Cruz, les disparó y dañó al buque de
avanzada.
No imaginaron
que México tuviera esas armas y retrocedieron, se quedaron un tiempo esperando
hasta que les ordenaron retirarse. Por otra parte, los compradores de tierras
fueron neutralizados y huyeron del Istmo.
Más tarde, se
dice que Madero a cambio del reconocimiento americano a su gobierno y apoyo en
armamento, ordenó el desarme de los cañones que fueron a dar a Turquía. No hay
muchos datos que corroboren esta historia; se pueden apreciar algunos pasajes en
los enlaces que se detallan a continuación. https://www.youtube.com/watch?v=Y5TpaCLeRKY https://www.youtube.com/watch?v=LLk1RkCn2Ac
El General vietnamita Võ Nguyên Giáp, quien
luchó contra japoneses, franceses y americanos, expresó: "Toda concepción
nacida de la impaciencia y destinada a obtener una victoria rápida es sólo un
gran error; fue necesario ganar miles de pequeñas luchas para convertirlas en
una grandiosa victoria".