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lunes, 13 de febrero de 2017

El US Army en México


Por: Mtro. Eduardo García Anguiano


    Nos ofrecieron soldados del ejército de los Estados Unidos de América para combatir al narco en “la llamada telefónica del diablo”.


    El tema de las drogas entre México y los Estados Unidos data de años atrás y ha sido objeto de múltiples políticas, sin ir más lejos enunciemos algunos hitos:


·      En el marco de la cooperación multilateral ambos países participan en la ONU, a través de la Comisión de Estupefacientes y en la OEA, en la Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas. Las posiciones a veces divergentes en términos generales han sido de consenso.


·    En lo bilateral la historia ha sido otra pues los mexicanos los hemos acusado de ser generadores de la demanda de drogas ilícitas y ellos, a su vez, nos recriminan proveerlas. Ellos las víctimas, nosotros los victimarios.


·     Lo que la opinión publicada ha registrado con mayor interés no son los esfuerzos para reducir el consumo, como los educativos y los de salud, sino los dirigidos a la oferta de drogas y su control.


·   Recordemos el caso del agente Camarena, cuyo desenlace terminó en el secuestro orquestado por la DEA de un mexicano para enjuiciarlo en los Estados Unidos y que a la postre les ganara el juicio por haber sido llevado ilegalmente a ese país.


·     La colaboración en inteligencia ha sido fructífera, sin embargo, es menos conocida por su propia naturaleza. A Barack Obama se le perdonó que su gobierno haya espiado a Enrique Peña y la opinión publicada aunque abordó el caso, no lo hizo con tanta virulencia como ante la “propuesta indecorosa” del republicano.


·  Temas candentes: agentes de la DEA armados en México y tolerados por nuestro gobierno.


·       Temas pendientes: lavado de dinero, tráfico de precursores químicos y armas, en donde las actividades de cooperación han sido menores.


     Suponiendo sin conceder, si sólo de tropas para combatir delincuentes se tratara, sería una salida de corto plazo para objetivos definidos.


     Todo lo anterior ha sucedido dentro de la lógica del prohibicionismo, ¿por qué México no explora la política del liberacionismo? Algunos estados de la unión americana han incursionado por esa vía, tal vez sea tiempo de ver hacia nuevos paradigmas para abordar el tema de las drogas en el país.


     Si de cooperación bilateral en drogas hay que hablar, recordemos que Abraham Lincoln expresaba: “Dos de mis pasatiempos favoritos son sentarme en mi patio llenar mi pipa con cáñamo, fumar y tocar mi harmónica”.







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