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lunes, 4 de febrero de 2013

Autodefensa.

 
Por: Mtro. Eduardo García Anguiano

 

La autodefensa suplanta el ejercicio legítimo de la violencia del Estado en un territorio dado.


Al recordar estas palabras de inspiración weberiana, sitúo en la mesa de las discusiones los acontecimientos recientes en el estado de Guerrero y no sólo en ese lugar, sino en diversos sitios de México según se ha difundido, en donde la población organizada ha formado grupos de autodefensa ante el crimen.


Primeramente entendamos el término que es muy amplio:

 
 

 
Si consideramos a la autodefensa individual, tenemos que un ciudadano puede defender su hogar o integridad física ante una agresión, un robo por ejemplo, con lo que realizaría una acción con responsabilidades ante lo que sucediera y haciendo valer su derecho ante terceros. Este tipo de autodefensa es aceptada en la legislación de muchos países, incluyendo el nuestro, por lo que el derecho reconoce en consecuencia su legitimidad.


Sin embargo, esta autodefensa no es el que hoy nos ocupa y preocupa, sino la civil manifestada en poblaciones organizadas para tomar las armas ante una situación de riesgo, señalando en específico a personas o grupos criminales que los agreden; un fenómeno parecido al de otros países como Colombia en cuanto al objetivo de la defensa mas no en composición, que tuvo su originen ante las agresiones guerrilleras o del narcotráfico.


¿Por qué preocupan los acontecimientos que registran ya “toque de queda” y hasta un muerto?, inquietan debido a que:


· La seguridad pública es una potestad del Estado.


· La población civil sólo puede hacer uso de las armas en la medida en que cumpla una normatividad determinada.


· Corresponde garantizar la convivencia social a las autoridades locales a través de instrumentos como las fuerzas policiales, juzgados cívicos y ministerios públicos.


· La procuración e impartición de justicia las realiza el Estado dentro de ese gran “contrato social”, quien tiene esa potestad delegada en el gobierno por parte de la población.


Si estas funciones no se realizan en esos términos y los habitantes las suplen, incluyendo la de justicia pero por su propia mano, es debido a que han percibido a las autoridades locales rebasadas o en condiciones de debilidad para cumplir el cometido básico de su razón de ser.


Ante ello, es factible considerar que los fenómenos de autodefensa civil se han convertido en un asunto de seguridad nacional en la medida en que suplantan funciones del Estado como: la regulación de la convivencia social, el ejercicio legítimo de la violencia y la facultad de procurar e impartir justicia.


Por lo anterior, se hace necesario un proyecto gubernamental federal que con negociaciones de orden político obtenga:


1. La suma de esfuerzos de manera coordinada de los niveles de gobierno para atender el tema.

2. El fomento a las acciones de reconstrucción del tejido social con base en la legalidad, incluyendo la participación de los habitantes de las localidades.

3. La realización de actividades de prevención del delito y cultura de la legalidad, en concertación con la sociedad civil organizada.


4. La “despistolización” de diversas zonas del país.


5. La recuperación del ejercicio legítimo de la violencia, mediante el fortalecimiento y/o reorganización de la capacidad del estado de fuerza local.


6. El desarrollo de juicios que dentro del debido proceso impartan justicia y así se evite la impunidad.


7. La ponderación de la conveniencia o no de establecer, según las condiciones del fenómeno en cada municipio, medidas graduales y/o combinadas del orden siguiente:


 Actividades de vigilancia coordinadas con las autoridades locales.


Patrullajes de fuerzas federales en determinadas zonas apoyados por grupos de reacción rápida.


Decretar “estado de emergencia” o de “sitio”, en última instancia, en los lugares que así lo ameriten.


No es conveniente esperar a que sucedan hechos de violencia generalizados que deriven en situaciones de pérdida de vidas humanas; a estas alturas de los acontecimientos, creo se han encendido las alertas ante la autodefensa.
Vale la pena recordar la sentencia de Platón: “La civilización es la victoria de la persuasión sobre la fuerza”.

 
@EGAnguiano
 
 
 

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