Pandillas y su Relación con el Crimen Organizado
Por: Mtro. Pablo Cajigal del Ángel
La relación entre
Crimen Organizado, delincuencia común y pandillas en la práctica, muchas de las
expresiones de la delincuencia común se encuentran íntimamente vinculadas con
la criminalidad organizada. Esto conlleva también a una relación entre algunas
estructuras de las pandillas con el crimen organizado, a quien sirven como
ejecutores del llamado “trabajo sucio” como los homicidios por encargo o se
constituyen en uno de los eslabones no determinantes de la cadena del
narcotráfico, sin que esto signifique que las pandillas lleguen a dominar ese
importante nicho de la criminalidad no convencional.
La idea de que las pandillas
actualmente configuran una mezcla de fenómeno social con derivaciones
delictivas. Por un lado, siguen siendo ante todo una problemática social en la
medida que la mayoría de sus integrantes, especialmente los más jóvenes,
continúan dentro de estas estructuras porque para ellos y ellas las pandillas
son el espacio de identidad, de protección y de pertenencia que no encuentran
en la familia, la escuela, la comunidad o la sociedad. Igualmente, los motivos
por los que los jóvenes, adolescente y niños de edades cada vez menores,
deciden ingresar o son “reclutados” por las pandillas, siguen siendo una
multiplicidad de factores sociales, económicos, políticos, culturales y
circunstanciales que, lejos de mejorarse se han empeorado en los últimos diez
años como efectos “colaterales” de las políticas económicas y sociales
neoliberales; pero al mismo tiempo, las pandillas son fuente de actividades
criminales y lastimosamente cada vez más extendidas, puesto que dentro de
ellas, aunque no todos sus integrantes cometen delitos, existen agrupaciones,
clicas o individuos que continuamente cometen todo tipo de crímenes dentro de
los cuales las extorsiones se han convertido en la base de lo que puede
denominarse la economía criminal de las pandillas, que no es más que una de la
múltiples variedades de los llamados mercados ilegales. Lo anterior no
significa que las pandillas sean grandes agrupaciones mafiosas capaces de
controlar los mercados delictivos y a pesar del continuo etiquetamiento que de
ellas se hace al respecto, todavía es posible evitar que lleguen a convertirse
en verdaderas mafias con la fuerza y los recursos necesarios para adueñarse de
nichos enteros de la economía delictiva.
Hoy por hoy, es
insostenible pretender que las pandillas dirigen o controlan el narcotráfico,
el tráfico de armas, la trata de personas, el lavado de dinero y otras
expresiones de la criminalidad no convencional; para dominar esos grandes
rubros del mercado criminal se debe contar con un nivel educativo, posición
social, poder político y capacidad económica que no poseen estos individuos.
Pero no hay duda alguna de que algunos grupos o personas pertenecientes a las
pandillas, están siendo utilizados como peones o soldados del crimen
organizado.
pablocajigal@yahoo.com.mx
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