La Expiación de la Pena
Por: Crim. Roberto Carlos Jurado Palomares
“Los filósofos no han hecho más que interpretar de
diversos modo el mundo,
pero de lo que se trata es de transformarlo”.
K. Marx; Tesis sobre Feuerbach
Una constante en
la investigación criminal es el tratar de descifrar o escudriñar la mente del
criminal; varias teorías ya hemos consultado mismas que pretenden darnos luces
del porque una persona actúa de una forma destructiva o autodestructiva;
iniciamos con las corrientes que se encargan de darnos todas aquellas
características con las que debe contar un delincuente y de manera atrevida e
incluso egoísta nos brinda una clasificación criminal; más adelante las
investigaciones avanzan y nos dicen que, si bien ya tenemos unos tipos de
delincuente ahora debemos encausar todas nuestras energías en las medidas
represivas y restrictivas para estos sujetos; y bien no es sino más adelante
nos pasa por la cabeza muy pero muy muy tarde la idea de analizar al delincuente;
y en efecto podrán decirme o contradecirme pero lo único que se había hecho era
una clasificación o una descripción de los delincuentes y en segundo punto en
donde meterlos y a eso es lo que llamábamos criminología. Misma que nos marcaba
un enorme avance en tratamiento del delincuente; la pregunta es. En verdad, ¿existe
tratamiento para el delincuente? O aún mejor; ¿el delincuente nace o se hace? O
bien ¿se cura?; ¿es una enfermedad acaso?; etc.
Esas son solo unas
de las muchas interrogantes que se hace una y otra vez la sociedad; a las
cuales ha respondido en su mayoría con desprecio, castigo, desidia o bien para
conceptualizarlo mejor, con el derecho penal, mismo que ha demostrado su
ineficacia e ineficiencia; así también de su producto inmediato; la pena.
Construimos un
mundo o una sociedad en donde cada actividad destructiva obedece a una sanción
y a una serie de requisitos mismos a los que sucede una cantidad
proporcionalmente JUSTA. Invertimos demasiado tiempo dinero y esfuerzo a fin de
controlar la criminalidad es decir encerrar a los delincuentes y otro tanto de
presupuesto lo invertimos en criminalizar todo tipo de acción (Crimen); pero
bueno sé que hasta aquí pareciera repetitiva y repetitiva la descripción; ese
es el fin que nos demos cuenta que solo criminalizamos, que no generamos
acciones en favor de los individuos ya que eso no es redituable.
Si los expertos
penitenciaristas como algunos se denominan han creado un protocolo tipo
estancia de cuidado permanente de adultos y adultos mayores en los cuales solo
se vislumbra la incapacidad del estado para poder plantear o replantear
estrategias en el ámbito penitenciario.
Escucho
constantemente la modernidad en los sistemas obedece a sistemas de seguridad y
del inmueble pero hemos olvidado que el delincuente o criminal también es una
persona de inicio; adaptable, manipulable o manipulador con capacidades no casi
similares a las tuyas sino en efecto; similares tan diferente o parecido a ti.
Un debate
constante al cual los conmino compañeros especialistas es a crear alternativas
a este sistema que tanto daño nos ha hecho y que solo ha resuelto el donde
estar de los delincuentes pero llevamos años en tratar de resolver el que
hacer; a la fecha no escucho mandatarios, políticos, movimientos sociales que
sugieran una reforma al tan inexistente tratamiento penitenciario ya que
seguimos dejando en manos de ignorantes represores e inhumanos Jueces Penales el
fin último de la criminalidad. Propongamos tratamientos y me gustaría escuchar
en un momento que al reo se le brinda realmente un tratamiento y en segundo
alternativas sobre su situación; demostrado esta que el encerrar no sirve.
Concluyo;
brindémonos una oportunidad para madurar o hacer madurar nuestro sistema de
injusticia, perdón de justicia en donde tanto el criminal como la víctima se
vuelven un complemento según nosotros (la sociedad) un mal necesario. Dejemos
de describir el derecho penal y empecemos a practicar la Justicia con sus modelos
alegóricos; cubierta de los ojos para una real objetividad, una balanza representando
las partes y la espada de dos filos representando el poder y la razón.
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