Necesario Reforzar las Estrategias de Atención y Prevención de Violencia en Jóvenes
Por: Alfredo Pérez
Cada vez son mas los jóvenes que incurren en conductas violentas y delictivas en nuestro país ante la falta de espacios de crecimiento, oportunidades y una permanente atención de carácter integral entre sociedad y gobierno.
Un informe que fue elaborado por el Instituto Regional de Investigaciones sobre Prevención y Participación Ciudadana de Baja California A.C. luego de celebrar hace un par de meses en Tijuana, el 1er. “Foro Juvenil de Salud Mental Comunitaria: Estrategias de Atención y Prevención de la violencia” señala que la falta del buen manejo e identificación de las emociones en adolescentes se ha convertido en un factor detonante de violencia en los hogares y planteles educativos, lo que nos lleva a deducir en que ambos espacios están articulados entre si.
El documento en mención, establece que muchas de las emociones encontradas entre niños, niñas y adolescentes han sido de carácter intenso caracterizado por los pensamientos, sensaciones y reacciones fisiológicas propias de esa etapa, sin embargo, ante la falta de seguridad, consuelo y tranquilidad hacia ellos, los momentos difíciles para los adolescentes “se complican” y generan un estado emocional de frustración permanente que lo acompañan con reacciones violentas hacia su entorno y para el mismo al grado de ocasionarse muchas veces alguna tipo de lesión o hasta la muerte.
La apertura de información vertida en redes sociales, sitios de internet y algunos medios de comunicación es un factor que influye para que un joven adolescente incurra en una conducta no solo violenta sino que ademas sea delictiva y transgreda el bienestar y patrimonio de los demás. Lo cierto es que cada vez son mas los jóvenes que comenten delitos que van del orden federal como la portacion de arma de fuego y narcomenudeo o los del orden común entre los que se encuentran los daños en propiedad ajena, lesiones y robo en sus diversas modalidades.
En esta etapa de diversificación de la conducta violenta que puede ser exteriorizada muchas veces por el consumo de algún tipo de substancia, droga o alcohol, se corre el riesgo de la afectación y alteración de su capacidad motriz, memoria, daño a su organismo principalmente de carácter irreversible al sistema nervioso central, sino que ademas incrementa la posibilidad de que los adolescentes incurran en la comisión de un hecho delictivo.
El documento del cual se hace referencia, cita que cada vez son mas alarmantes las edades tan tempranas en el uso y abuso de drogas y que estadisticamente se consideraba la etapa de la adolescencia como la etapa de inicio al consumo de drogas sin embargo, se habían detectado casos de menores en escuelas primarias, hallazgo que se fortalece con lo señalado por el Dr. Manuel Mondragon y Kalb quien fuera Comisionado Nacional de Seguridad y ahora emprende la gran tarea de ser Comisionado Nacional contra las Adicciones y en días recientes estuvo participando en el Foro de Adicciones y Seguridad llevado a cabo por la Comisión de Participación Ciudadana de la XXII Legislatura del Congreso del Estado de Baja California.
Lo cierto es que ante los diversos componentes del contexto actual, muchos de nuestros jóvenes se enfrentan ante la pobre o nula integración familiar por diversas circunstancias entre las que destaca las cargas laborales de los padres, el abandono de ellos u omisión, la falta de alternativas al ocio y la grave influencia o “presión social” de compañeros o grupos de pares, hacia el consumo de alguna sustancia o enervante. Que decir del entorno donde los adolescentes crecen, por ejemplo, la Encuesta Nacional de Victimizacion y Percepción sobre Seguridad Publica en su apartado Atestiguamiento de Conductas Delictivas o antisociales señala que en el país 63.8% de la población de 18 años y más identifica en los alrededores de su vivienda, como primera conducta delictiva o antisocial, el consumo de alcohol en la calle. Sin descartar el dato alarmante que describe la encuesta nacional al señalar un incremento en el porcentaje de la población de 18 años y más que identifica en los alrededores de su vivienda el consumo y la venta de droga entre el nivel observado en el 2012 y el estimado de 2015.
Tal parece que la sociedad en general ha olvidado que la familia juega un rol determinante e importante en la supresión de estas conductas, la presencia de una integración en la estructura familiar contribuye a que los jóvenes desarrollen conductas y actitudes positivas, pero también la formación de hábitos saludables y buen manejo de emociones son factores repelentes de las conductas violentas y delictivas frente al entorno al que se pueda enfrentar.
Los padres de familia han olvidado establecer límites acordes a las edades de nuestros jóvenes y sobre todo han olvidado que la comunicación debe ser continua, permanente y de frente como un factor de protección.
Hoy en día, la desintegración familiar, deserción escolar y adherencia a las pandillas, son problemas que están articulados entre si, sus causas y sus efectos provienen de una transversalidad donde la falta de solución a cualquiera de ellos genera un problema mas grave que conlleva a la desestabilización emocional, motivando que nuestros adolescentes busquen fuera del seno familiar esa estabilidad emocional y que en ocasiones la pandilla o grupos delictivos les “brindan”.
Mas del 90% de nuestros adolescentes gritan y piden en silencio amor y cariño en el hogar, contrario a lo que supondría cualquier adulto. La buena comunicación con la pareja y/o demás integrantes del seno familiar, los límites claros y reglas en el seno del hogar, así como las sanciones por transgredirlas y el desarrollo y practica de valores como el respeto y fomento de la autoestima harán a nuestros adolescentes mas seguros en si mismo y con mayor capacidad de decisión de lo negativo y positivo en la sociedad.
@AlfredoPerezMX
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