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miércoles, 5 de diciembre de 2012

¿Bajaría la Violencia en México si la Ley de Armas de Fuego y Explosivos no fuera tan rígida?


Por: Guillermo Alberto Hidalgo Montes


La compra de armas ligeras en México para defensa personal ha aumentado en los últimos cinco años, y sería algo infantil el tratar de negarlo, aumentó un 30 por ciento entre 2006 al 2008, un 45 por ciento de 2008 a 2010 y del 2010 a noviembre del 2012, un 50 por ciento. Hay más de 2,7 millones de ciudadanos con permiso para poseer armas en México, el 99 por ciento de ellos hombres, en un país con una población total de alrededor de 115 millones de habitantes. La Red Mexicana por los Derechos de la Infancia, formada por 65 organizaciones civiles, estimó que en México hay 15 millones de armas cortas ilegales, de las cuales el 95 por ciento proviene de Estados Unidos, pero no se puede tratar de ocultar que también muchas armas que cruzan ilegalmente la frontera no son utilizados por la delincuencia organizada, sino por ciudadanos comunes y corrientes que tienen la necesidad de adquirir un arma de fuego para su protección, la de su familia y la de sus bienes; y aunque la Secretaría de la Defensa Nacional (Se.De.Na) ha facilitado mucho los trámites para la adquisición de armas de fuego aún se ve limitada por ciertos factores como el que la única locación especializada en la venta legal de las armas de fuego esté en la Dirección de Comercialización de Armamento y Municiones (D.E.C.A.M). en la ciudad de México (encareciendo el costo del arma de fuego con los gastos del viaje y la estancia para poder realizar el trámite) y después de un trámite que dura varias semanas, la persona tiene acceso a pistolas o rifles calibre 22, 25, 32 y 380, además del permiso para uso en defensa propia, con la salvedad de que el arma debe permanecer en el domicilio.


El problema del control de las armas de fuego no es el de las armas per sé sino del control interno que posee la persona que las adquieren, es decir, crear ciertos filtros psicométricos, psicológicos y de doping para el solicitante de cualquier arma de fuego y así abrir los calibres que los civiles pueden adquirir, es mejor eso a que la autoridad no tenga una cifra exacta de la cantidad de armas que de forma ilegal protegen las casa de muchos mexicanos, para ilustrar esto comparto con usted un fragmento publicado el 27 de febrero pasado, por Joe Muench, columnista de El Paso Times” ¿Por qué México no se defiende de los cárteles de las drogas, los extorsionadores y secuestradores? ¿Cómo la gente buena permite que los delincuentes se apoderen de su país virtualmente en cada faceta de la vida cotidiana? Es porque no poseen armas para defenderse”, sostiene Muench y para sustentar dicha tesis describe dos escenarios:

"Primer acto: Tres autos tipo van se ubican sobre una calle, dos cierran el flujo del tráfico y el tercero se para frente a la puerta de una casa. Salen hombres de la camioneta y disparan contra todas las personas que están en la casa. Luego salen huyendo. Llega la policía y encuentra muertos a todos los habitantes de la casa. No se hace ni un arresto.

Segundo acto: Tres autos tipo van se ubican sobre una calle, dos cierran el flujo del tráfico y el tercero se para frente a la puerta de una casa. Salen hombres de la camioneta y en cuanto patean la puerta de la casa son recibidos con disparos de rifles y escopetas. Resultado, la familia que vive en la casa no está muerta”.

Recordemos que esto ya ha ocurrido en nuestro país: el 12 noviembre de 2010 a Don Alejo Garza Tamez entregar su propiedad en las inmediaciones de la presa Padilla, a 15 kilómetros de Ciudad Victoria, Tamaulipas. El hombre de 77 años se negó, Con la diplomacia de sus casi ocho décadas de vida, don Alejo les dijo que no les entregaría su propiedad. Y ahí estaría esperándolos. Después del incidente, reunió a sus trabajadores y familia y con tono grave y enérgico les pidió que al día siguiente no se presentaran a trabajar, que lo dejaran solo. Se atrincheró y se dedicó a hacer un recuento de sus armas y municiones y a preparar la estrategia de defensa de su casa como si fuera un cuartel militar. Dispuso armas en los flancos más débiles: las puertas y las ventanas del rancho; mató a 4 atacantes e hirió a 2, el desgraciadamente falleció, pero no haber tenido armas de fuego no sólo lo hubiesen matado a él sino a sus trabajadores y miembros de su familia.

Una sociedad armada no es necesariamente una sociedad violenta, cuando nos referimos a éste fenómeno al referente inmediato es Estados Unidos de América, pero per cápita, según la ONU, hay mas armas en Canadá y sus índices delincuenciales estan muy lejs de los de sus vecinos del Sur; incluso hasta en los mismos Estados Unidos (con cifras de los portales de la ATF,NRA y FBI), los estados sin tantas restricciones en la posesión de armas como: Texas, Colorado, Denver y Lousiana, por sólo mencionar los más grandes, son los que menos delitos tienen (un ladrón que quiere ingresar a un domicilio por ejemplo, sabe que hay una 99% de probabilidades que si trata de ingresar a un domicilio sea recibido a tiros, por lo tanto, ni lo intenta.)

La ciudadanía se está armando y lo está haciendo en serio para defender a su familia y propiedad y es necesario que las autoridades dejen de dar sermones demagógicos y comiencen a dar las respuestas necesarias que, aunque a veces no son tan populares, no dejan de ser las correctas. Es mejor tener una ley menos rígida, coherente y eficiente en la que el Estado Mexicano sepa exactamente que armas hay y quien las tiene que estar en el oscuro mundo de las suposiciones.


3 comentarios:

  1. esta propuesta hay que enviarsela al presidente, y hacer eco en todos los rincones, necesitamos apoyo

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  2. Sería una excelente idea y acompañarla de estudios técnicos y comparativos el problema del "Control sobre las armas" no es de las armas en sí, sino de las personas quienes las tienen, portan y en su caso usan.

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  3. El problema sería aculturizar a la gente en cuanto a que la posesión y/o portación de un Arma NO da a ningún individuo el poder Sobre otro. Vivimos en una Sociedad Ambiciosa y perversa, donde vale Más el poder De sometimiento Que la solidaridad con tus conciudadanos.

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